¿Qué pasa con la reforma policial?
Por Euri Cabral
Una de las grandes expectativas creadas por el presidente Luis Abinader cuando asumió el poder, fue su propuesta de una reforma policial integral, moderna y ajustada a la realidad. En un momento llegó a afirmar que el proceso de transformación de la Policía Nacional “es una realidad imparable que nos ha de llevar a un órgano policial mucho más cercano a la gente, respetuoso de la Constitución y las leyes, y hecho para servir”.
Sin embargo, cinco años después la reforma policial ha dado muy pocos resultados, y cada día se ven más situaciones donde agentes policiales caminan por el sendero totalmente contrario a los deseos del presidente Abinader. El caso más reciente, que muestra con crudeza los pocos resultados de esa reforma, fue la actuación criminal de una patrulla policial en el sector La Barranquita de Santiago, que dejó como resultado cinco personas muertas de forma sumaria y sin tener en cuenta reglas, leyes o limitaciones. De acuerdo al expediente levantado por la procuraduría, los once agentes policiales acusados de la muerte de cinco hombres el pasado 10 de septiembre en una plaza comercial del sector La Barranquita, “ejecutaron a las víctimas de manera directa y premeditada”.
El expediente establece que “los policías llegaron al lugar a bordo de tres vehículos —un Mazda, un Honda Civic y un KIA K5 2013—, se posicionaron frente a la entrada de la plaza y, sin mediar palabras, abrieron fuego contra los cinco hombres, quienes se encontraban en el área”. Sin mediar palabras, sin investigar nada, sin darse cuenta que habían varias personas que no tenían nada que ver con el presunto tumbe de drogas que provocó eso. Y para culminar su abuso, la patrulla policial les quitó los celulares y amenazó a todas las personas que fueron testigos y filmaron ese crimen. De los cinco asesinados, dos de ellos, eran jóvenes trabajadores, propietarios de la pequeña barbería que funcionaba en la plaza.

Casos como ese nos llevan a reflexionar sobre el rumbo que lleva la reforma policial. Y es que, desde un primer momento la ruta que tomó el mandatario para desarrollar ese proceso de transformación policial fue incorrecta, o por lo menos no adecuada, en cuanto a su conducción global. Aunque en el plano teórico buscó profesionales e intelectuales muy bien preparados desde el punto de vista académico, en la conducción administrativa y operativa de ese proceso colocó a un asesor español lleno de soberbia y prepotencia, que creía que los dominicanos éramos todavía los indios que fueron colonizados por los españoles hace más de cinco siglos.
Ese asesor español, tal vez lleno de buenas intenciones pero con un ego desbordado y muy malos pasos práticos, irrespetó y maltrató a todo el mundo, a polícias, a ex jefes de la policía, a comunicadores, a ministros, incluso al propio presidente, ya que en un acto estuvo a punto de dejar de pies al mandatario porque la silla principal de la actividad entendió que era para él. Con ese asesor español la reforma policial se estancó y se retrasó. Otro error del presidente Abinader fue no crear una comisión asesora de ese proceso, donde estuvieran los ex jefes de la policía, pues la experiencia de cada uno de ellos podría ayudar a resolver situaciones muy especiales de esa institución. Por el contrario, esos ex jefes policiales fueron marginados, humillados y denigrados por quienes llevaban el proceso de reforma policial.
Como una forma de mostrar a la población que estaba interesado en impulsar la reforma, todos los lunes el presidente Abinader encabeza la reunión de la plana mayor de la policía en el palacio de esa institución. Pero eso es un espectáculo, un show, una exhibición de fuegos artificiales, que no se traduce en una acción directa que pueda dar resultados en la transformación de la mente y el accionar de los más de 35 mil efectivos policiales que conforman esa institución del orden.

Manejar cifras e informes sin sustento real, hablar mucho y hacer poco, no ayuda en nada a transformar la institución policial. Si bien es cierto que ha habido aumentos significativos en los salarios de los policías, eso por sí solo no garantiza mucho, pues la reforma debe tener un criterio global que conlleve a mejorar las condiciones materiales de los policías, al mismo tiempo que se impulsa la formación en valores de ellos, se le enseña a actuar correctamente en cada situación, se les prepara técnicamente y se dotan de todos los instrumentos necesarios, garantizando que puedan enfrentar con entereza e integridad todas las tentaciones de la delincuencia, la corrupción y el narcotráfico.
Presidente Abinader, usted todavía tiene tiempo para impulsar una verdadera, objetiva, integra y exitosa reforma policial. Pero debe desandar muchos de los pasos dados hasta hoy y tomar la ruta correcta. Es mi humilde deseo, que Dios le proporcione la orientación y la firmeza necesarias para tomar las decisiones que deben ser tomadas.

Euri Cabral
Economista y Comunicador