La trampa de baja capacidad

Margarita Cedeño

@Margaritacdf

La reciente publicación de la CEPAL, Panorama de las Políticas de Desarrollo Productivo en América Latina y el Caribe 2025, plantea una advertencia que debería retumbar en los oídos de todos los responsables de política económica de la región. Resulta que América Latina y el Caribe está sumida en una “trampa de baja capacidad para crecer”, una expresión técnica que esconde una verdad incómoda, y es que nuestros países no solo crecen poco, sino que carecen de las capacidades institucionales, tecnológicas y productivas necesarias para sostener un crecimiento transformador.

La CEPAL, bajo el liderazgo de mi amigo, el Secretario Ejecutivo José Manuel Salazar-Xirinachs, explica que esta trampa se debe a una lenta transformación productiva y a una productividad estancada o incluso decreciente durante más de una década. En 2017, la productividad laboral promedio mundial ya superaba a la de América Latina, y aunque entre 2023 y 2024 se observó un incremento del 2,2%, ese avance es insuficiente para revertir un rezago estructural. El problema, como señala el organismo, no es solo la baja productividad, sino su distribución. Los sectores de menor productividad (agricultura, el comercio y la construcción) concentran la mayor parte del empleo regional, mientras que las microempresas apenas alcanzan un 12,5% de la productividad de las grandes compañías.

Esta realidad encierra una paradoja. América Latina es una región con abundancia de recursos naturales, talento humano y capacidad de consumo, pero con una estructura productiva fragmentada y desigual. La consecuencia es un círculo vicioso. Los sectores poco productivos generan empleos de baja calidad, limitando los ingresos, la inversión en innovación y, finalmente, la capacidad estatal para sostener políticas públicas efectivas. Así, los países quedan atrapados en un ciclo donde el bajo crecimiento genera baja recaudación, la baja recaudación impide inversión en capacidades y la falta de capacidades perpetúa el bajo crecimiento.

La CEPAL advierte que, de no actuar con audacia, la región podría encaminarse hacia una tercera década perdida, dado el lento crecimiento económico y la débil transformación productiva que amenazan con condenar a América Latina a una posición periférica en el nuevo orden global. Mientras el mundo avanza hacia la economía del conocimiento, la digitalización y la transición energética, buena parte de nuestros países siguen anclados en sectores primarios o en servicios de baja complejidad.

El informe de CEPAL propone una nueva generación de políticas de desarrollo productivo (PDP) que reemplacen los enfoques fragmentados y reactivos por estrategias integrales, sostenidas y articuladas a nivel territorial. Esto implica fortalecer la coordinación entre el Estado, las universidades y el sector privado, robustecer las capacidades institucionales de quienes diseñan e implementan políticas de ciencia, tecnología e innovación, y aprovechar las oportunidades que ofrece la transición verde como motor de cambio estructural.

La “trampa de baja capacidad” no es solo económica, es también institucional y política. Exige que los gobiernos se doten de capacidad técnica, operativa, política y prospectiva (denominadas capacidades TOPP), que se establezcan mecanismos de evaluación y seguimiento y, sobre todo, que se eleve el nivel político de las políticas de desarrollo productivo. La experiencia demuestra que las reformas exitosas no surgen de decretos aislados, sino de coaliciones duraderas que combinan liderazgo estatal, compromiso empresarial y apoyo social.

América Latina necesita repensar su noción de desarrollo. No se trata solo de revivir las viejas políticas de sustitución de importaciones, como está sucediendo en muchos países, sino de construir una base productiva moderna, verde e inclusiva, donde el conocimiento, la tecnología y la sostenibilidad sean los pilares del crecimiento. El desarrollo no vendrá de la mano de la desregulación ni de la fe ciega en el mercado, sino de la capacidad colectiva para crear valor, innovar y coordinar esfuerzos a largo plazo.

Listín Diario

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