Nadie hará nada por los agricultores dominicanos
Felipe Ciprián
Las lluvias que dejó el ciclón Melissa en días recientes volvieron a sacar a flote la persistencia de los mismos problemas que el gobierno de Luis Abinader prometió solucionar en 2020 con su “cambio”.
La ciudad de Santo Domingo volvió a convertirse en un gran lago que inundó viviendas, barrios completos, avenidas, arruinó pequeños negocios, a pesar de que aquel 4 de noviembre de 2022 indicó el colapso de la capital y Abinader prometió que “por primera vez” se construirá un sistema de drenaje…
¿Qué ha hecho el gobierno por el drenaje de la capital? ¡Buenas noches!
Buena información
Dar seguimiento a los boletines y las acciones del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos es una labor que el gobierno ha hecho muy bien y eso le ha permitido emitir boletines certeros acerca de los pronósticos de desplazamiento de los ciclones.
Reconozco que la ingeniera Gloria Ceballos –saludos a Esperanza– ha logrado conservar y liderar un equipo de predictores con capacidad, experiencia y disciplina que hace un trabajo profesional para informar a todo el país del curso de las tormentas.
Por esa bien ganada confianza, la gente sigue sus instrucciones y constituyen una minoría los que desoyen sus consejos y arriesgan sus vidas luego de sus advertencias.
Golpe a los productores
El desastre mayor lo provocó Melissa a los agricultores dominicanos, que ya acumulan cinco años sufriendo golpes deliberados del gobierno del PRM.
La política “agropecuaria” del gobierno ha sido de quiebra de los productores y criadores para apoyar con los recursos públicos la importación masiva de alimentos para engordar una boa de intermediarios enquistados en el poder.
Un cultivador de cebolla en Sabana Buey o Vallejuelo es un candidato a la quiebra porque el Banco Agrícola no le presta dinero para producir y en cambio se lo facilita a un comerciante para importar el bulbo e inundar el mercado, cuando aquel se apresta a cosechar.
Cuando asalta un ciclón como Melissa, a las pérdidas provocadas deliberadamente por el gobierno se suman los daños naturales.
Y aunque los funcionarios quebradores del agro hablan voz en cuello de que “ningún productor será abandonado en sus pérdidas”, la realidad es que estos avivatos aprovechan la calamidad para ordeñar al gobierno y burlarse de los agricultores.
Fue lo que vimos en Ocoa y Barahona el 31 de octubre pasado.
Abinader en Ocoa y Barahona
Abinader llegó a Ocoa a las 10:20 de la mañana para “informarse” acerca de los daños provocados por las lluvias e inundaciones de Melissa, tras las oportunas declaraciones de sus legisladores y la amplia cobertura de prensa a las denuncias de las pérdidas de los productores.
¿Oh? ¡Sorpresa! Cuando los periodistas llegaron al local donde entraría Abinader, se les comunicó que no podían pasar. Eso estaba reservado solo para la propaganda del Palacio Nacional.
La justa protesta se levantó de inmediato con un argumento sólido de una joven periodista: “Si fuera un acto de campaña electoral, nosotros seríamos los primeros en pasar”.
Peor aun, cuando llegó la delegación del Núcleo de Caficultores de San José de Ocoa, invitada a la reunión por los legisladores oficialistas, se les impidió entrar para enterar al Presidente –a viva voz y de primera mano– sobre los daños en el café, los caminos y los servicios.
¡Insólito! Abinader va a Ocoa a informarse de los daños y sus funcionarios le impiden hablar directamente con los afectados.
Horas después, pasó lo mismo en Barahona. Los caficultores de Polo no pudieron ver al Presidente porque los funcionarios agropecuarios se lo impidieron.
¿Qué esconde esta conducta?
Parece muy sencillo: Los funcionarios agropecuarios, encabezados por Límber Cruz y Fernando Durán, no permiten que el Presidente tome nota propia de los daños que les informan quienes los padecieron, para que solo crea lo que le digan quienes han estado engañando a Abinader y arruinando a los productores.
¿Cuál es la razón para que un ministro no permita que los agricultores afectados hablen con el Presidente?
¿Qué embuste quiere meterle un ministro al Presidente para que le suelte dinero para “rehabilitar” y luego usarlo para gratificar a funcionarios, gobernadores, activistas políticos y tígueres?
No seamos ingenuos
Si Abinader dio un viaje a Ocoa y otro a Barahona debió ser para escuchar y ver directamente qué estaba pasando por ahí y no para oír nuevamente a sus funcionarios “haciendo suposiciones” de daños y de necesidades de dinero para ayudar.
Pero el Límber Cruz que cuando el ciclón estaba en categoría 5 al suroeste de Jamaica daba por superado el evento y le dijo al Presidente que se necesitaban 1,350 millones de pesos para afrontar los daños, no quería que nadie dijera nada distinto a Abinader.
Por eso, él y su gente, bloquearon a los productores para que no hablaran con Abinader en Ocoa ni en Barahona.
No voy a caer en la ingenuidad de algunos colegas que dicen que “el Presidente tiene buena intención de ayudar, pero lo funcionarios no lo dejan”. ¡No señor!
En este caso está claro que por la razón que sea, Abinader se está haciendo el sueco y permite a Límber Cruz y su gente, que lo aísle de conectar con los afectados.
Fue Abinader quien nombró a Límber Cruz, no al revés.
Si el gobernante se siente cómodo con ese tipo de bloqueo, que siga hacia adelante.
Humildemente puedo decirle a Abinader que Límber Cruz y su gente volverán a hacer esta vez lo mismo que hicieron en 2022 y 2023 con la ayuda para los daños a los invernaderos: entregarle algo de dinero a sus partidarios y alicates políticos, dejando a los productores en la ruina.
Abinader puede estar seguro que quienes durante cinco años solo han trabajado deliberadamente para quebrar al campo y hacer florecer las importaciones agropecuarias, jamás van a desperdiciar la oportunidad de aprovechar un ciclón para seguir hundiéndolos.
Un presidente que quisiera ir en auxilio de los agricultores en pérdida, lo primero que haría sería botar al equipo completo del sector agropecuario del gobierno y llevar técnicos competentes para que rescaten a ese sector vital de la economía.
Pero Abinader necesitaría lo que no tiene para dar ese paso. Porque abusador es cualquiera, valiente solo unos pocos.
Y obviamente él no quiere disgustar al Guapo de Gurabo, aunque si fuera a actuar en defensa del interés nacional, se bañaría de gloria al echar esa peste de su gobierno.
Listín Diario

