La confusa coyuntura internacional

Francisco S. Cruz

Al parecer, cada vez más, se evidencia un giro a nivel global en dos niveles: los conflictos bélicos en marcha y los movimientos ciudadanos -sobre todo en Latinoamérica- que se mueven no en función, per se, de ideologías sino de un hartazgo con una determinada clase política y empresarial que no gobierna para una ciudadanía que le vota y deposita confianza para luego ser defraudada y dejada en el ande de una democracia-ficción (el simple ejercicio de ir a votar).

La coyuntura política internacional actual se caracteriza por eventos tensos, nebulosos, de lucha por el control global (geopolítica, guerra comercial, bloques económicos, control de organismos internacionales, etcétera) e influencia más allá de su zona geográfica-cultural. Encima de ello, se está gestando un paradigma político-ideológico-cultural nuevo: el que procura exigir y demandar un bienestar colectivo al margen de un determinado sistema político-ideológico históricamente establecido. En otras palabras, la gente no está creyendo en discursos o narrativas vacías sino en mejoras sustanciales (educación, salud, empleo, seguridad ciudadana y cero tolerancia ante la corrupción pública-privada).

La confusa coyuntura internacional, a pesar de confusa, se manifiesta por liderazgos de resultados y donde la “izquierda burra” u obsoleta es cada vez más rechazada o en bancarrota como en Venezuela, Nicaragua y Cuba. Tres tareas pendientes hemisféricas que ya no tienen cabida en ningún esquema de gestión democrática ni apoyo -defensa-riesgos- en países como China y Rusia que se debaten en sus objetivos supremos: la guerra comercial -China- y el altísimo costo de querer correr su frontera -Rusia-Ucrania-.

Y en nuestro país esa confusa coyuntura internacional tiene varias lecturas: a) la que está librando el actual gobierno cuyo partido-sostén está atrapado-ahogado en narcopolítica y escándalo de corrupción de funcionarios-dirigentes (encima, gobierno de oligarquía e ineficaz), b) una oposición que no sabe cohesionarse o alinearse frente a un enemigo común -el PRM en el poder- ; y c) la posibilidad cierta de desalojar al PRM del poder -2028-, pero que amerita la no fragmentación de la oposición (y cuya posibilidad, como punto de quiebre estratégico, pasa por una modificación constitucional como señuelo) y estar conteste ante cualquier amago de reforma constitucional, valga redundancia, que persiga la habilitación del actual presidente para acrecentar la fragmentación de la oposición y retrotraernos al 2012: Leonel, Danilo, Hipólito y Abinader…..(un ciclo o recurrencia político-electoral que debemos cerrar).

En fin, la confusa coyuntura internacional se presta a múltiples lecturas, pero la que sobresale es aquella que repela dictaduras, narcopolítica y que titubea sobre sacrificar democracia por seguridad ciudadana y barrer la obsoleta clase política -vía un Bukele (populismo-mesianismo, con resultados; pero con marcado autoritarismo)- cada vez más extractiva y aliada a empresarios salvajemente corporativos (capaces de aliarse o asociarse con la narcopolítica en su afán de rapiña y poder).

Desde esa sombría perspectiva, la confusa coyuntura internacional se nos proyecta como desafío o quiebre de una clase política y empresarial en crisis que puede encontrar su epitafio en un outsider; o peor, en un narcoestado para que ya, la isla toda, sea un caos. Solo nos salva que la oposición política tradicional, no de egos, haga conciencia, deje de mirarse el ombligo, autocriticarse y; sobre todo, asumir su rol de oposición sin miedo ni vacilación sabiendo que no se trata de coronar un partido, candidato o mesías, sino de salvar el país.

El Caribe

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