UASD atribuye apagón nacional a baja inercia por alta generación solar y fallas en sistemas de protección

Santo Domingo, 17 de noviembre de 2025. – Un informe técnico elaborado por el Instituto de Energía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) concluye que el apagón general ocurrido el pasado 11 de noviembre en el Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) fue provocado por una combinación de factores críticos, entre los que destacan la baja inercia del sistema, ocasionada por la alta penetración de generación solar, y fallas en la coordinación de los sistemas de protección.

El documento, facilitado por el ingeniero José Luis Moreno San Juan, catedrático y experto en estabilidad de sistemas eléctricos, fue elaborado por la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UASD y analiza con rigor técnico el desarrollo del evento, la respuesta de las protecciones, el comportamiento dinámico del sistema y la posterior recuperación del servicio.

Según establece el informe, el SENI operaba con una participación de generación solar cercana al 40 % al momento del incidente. Esta condición redujo de manera significativa la inercia del sistema eléctrico, dificultando la capacidad de las unidades térmicas para responder con suficiente rapidez ante una perturbación.

Esta combinación de baja inercia, sumada a una maniobra operativa incorrecta y posibles fallas o ausencias en las protecciones diferenciales, provocó una desestabilización súbita que culminó en el colapso total del sistema.

“El evento refleja una combinación poco favorable de condiciones técnicas y operativas”, señala el informe. “Un sistema eléctrico puede enfrentar fallas severas sin colapsar, siempre que disponga de suficiente inercia, reservas primarias activas, esquemas de protección bien coordinados y protocolos operativos correctamente ejecutados. En este caso, varios de estos elementos fallaron al mismo tiempo”, agrega.

El análisis del comportamiento de la frecuencia evidencia el patrón característico de un sistema con baja inercia: una caída abrupta, un breve intento de recuperación y finalmente una caída total. Esta dinámica, típica en sistemas con alta participación de fuentes renovables sin soporte inercial, dejó al SENI vulnerable a una desestabilización acelerada.

El informe indica, además, que varias unidades térmicas se desconectaron del sistema aun estando alejadas del punto de falla, lo que pudo obedecer a ajustes incorrectos en relés de protección o a protecciones excesivamente sensibles. Esta salida anticipada de generación térmica agravó el colapso, al retirar capacidad crítica en un sistema ya debilitado.

Uno de los puntos destacados en el documento es el rol que desempeñó la Unidad 2 de la Central Termoeléctrica Punta Catalina durante el evento. Esta unidad, según el informe, intentó contener la caída de frecuencia durante 120 segundos, evidenciando su importancia estratégica. “Sin esta unidad, el sistema habría colapsado aún más rápido. Con ambas unidades operativas, el evento probablemente se habría evitado”, concluye.

Respecto al proceso de recuperación del servicio, la UASD valora positivamente la actuación del personal técnico del SENI. Aunque el restablecimiento fue percibido como lento por algunos sectores, los especialistas consideran que el ritmo pausado fue necesario para evitar un segundo colapso, lo cual habría sido aún más perjudicial.

La recuperación de casi la totalidad del sistema en menos de 15 horas es calificada como una ejecución técnica adecuada del protocolo Black Start, lo cual demuestra la existencia de una infraestructura resiliente y un equipo humano capacitado.

El informe también advierte que, ante el creciente peso de la generación renovable en la matriz energética, se hace urgente la incorporación de sistemas de almacenamiento en baterías (BESS).

La propuesta de instalar 300 megavatios de capacidad distribuida en las localidades de Azua, Cabreto y Navarrete es considerada técnicamente correcta, por su ubicación estratégica cerca de grandes plantas fotovoltaicas.

Los BESS aportarían inercia sintética, regulación primaria ultrarrápida, soporte de tensión y amortiguación de oscilaciones, elementos fundamentales para mantener la estabilidad del sistema en contextos de alta variabilidad renovable.

Finalmente, la UASD advierte que este evento no debe ser interpretado como una falla estructural del SENI, que ha mantenido una década de operación sin apagones de esta magnitud, sino como una señal de alerta sobre la necesidad de adaptar los sistemas de protección, la infraestructura operativa y la capacitación técnica a los nuevos desafíos que impone la transición energética.

“El apagón del 11 de noviembre fue el resultado de un error operativo puntual, sumado a debilidades técnicas que requieren atención urgente. La recuperación fue ejemplar, pero el evento deja claro que el sistema debe evolucionar para enfrentar los retos que trae consigo una matriz energética en transformación”, concluye el análisis técnico del Instituto de Energía de la UASD.

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