Lo que se oculta debajo de la ropa, una apariencia que nos está matando.
Lina Paulino.
Periodista y Psicóloga Clínica.
“Cara vemos, corazones no sabemos”, reza un dicho que contiene en el fondo mucha sabiduría, como otros tantos que pueden llegar a tu mente al leer este artículo, en el cual asimismo, enarbolaré algunos otros refranes populares para ilustrar la intención de mi corazón.
Hoy en día, cuando la sociedad aparenta estar más viva, está muriendo. La gente lucha por verse feliz, bien arreglado, exhibiendo hasta lo que no tiene para denotar estabilidad y un bienestar que no existe, y es a partir de esa reflexión que nace esta pregunta, ¿Qué hay oculto debajo de la ropa?.
Cuando Adán y Eva pecaron, dice la Biblia, se escondieron porque tuvieron miedo y estaban desnudos alegaron, pero Jehová le preguntó, quien te enseño que estabas desnudo?, lo que me hace pensar que desde allí viene nuestra practica de ocultar nuestra realidad, de cubrir nuestra desnudes, principalmente espiritual y emocional, y descubriendo por el contrario, quizás en franca rebelión, lo que la gente puede ver, lo externo, cuya parte podemos maquillar y arreglar a nuestro antojo.
El vivir de las apariencias, nos está llevando de una forma lenta pero segura a la creación de la bomba más expansiva y destructiva que allá existido en la historia de la humanidad, siendo la principal herramienta, las redes sociales, por medio a las cuales, se puede escuchar constantemente conatos de explosiones que dejan al descubierto lo que estaba oculto.
“Las apariencias engañan”, pero lo peor de todo es que nos estamos creyendo la película, basada en hechos reales pero que no tiene un final feliz, porque “La mentira nunca es buena hiere al alma y la envenena”.
Quien se arriesga en este tiempo a vivir de cara al sol, transparente, sin máscaras, llamando al pan, pan, y al vino, vino, en medio de una sociedad de Zombis que ira detrás de ti para destruirte, porque no soporta ver su propia realidad, mientras que los más osados se esconden bajo el manto de la discreción y la empatía.
El vacío existencial y la angustia que genera el aparentar lo que no es, descalabra huesos por huesos, la columna de los valores que nos sostenía y que ahora es solo una sobra que desaparece con la luz y nos deja nadando en un rio helado y profundo, que nos hace desfallecer ante una verdad inherente, la cual, al igual que al principio solo escuchamos desde nuestros escondiste y retumba en nuestro interior, “quien te enseño que estabas desnudo”.

