El silencio detrás del acoso — la tragedia de Stephora, una niña víctima de bullying y muerte en excursión escolar
SANTIAGO, 2 diciembre. – En los pasillos de colegios y escuelas dominicanas se repite, a diario y en silencio, una realidad dura: niñas y niños que sufren burlas, insultos, exclusión, aislamiento —el acoso escolar persistente, conocido como bullying— y en algunos casos, un dolor que marca para siempre.
Esa es la historia de Stephora Anne-Mircie Joseph, fallecida el 14 de noviembre tras una excursión escolar organizada por Colegio Da Vinci, en Santiago, donde había sido seleccionada por sus méritos académicos.
Acoso, insultos y baja autoestima
Su madre, Loveli Joseph Raphael, relató que Stephora le pidió cambiar el color de su piel, pues en el colegio algunos compañeros le gritaban: “maldita negra, maldita haitiana”. Ante ese acoso, de acuerdo a un dramático relato del Listín Diario, la madre decidió inscribirla en clases de modelaje, con la esperanza de fortalecer su autoestima.
Stephora —descrita como una niña dulce, inteligente, única hija de su madre— cumplió 11 años el 5 de noviembre pasado. Nacida prematura, a los seis meses de gestación, su madre la definía como un “milagro”. Disfrutaba pintar, cocinar, jugar fútbol, y además hablaba inglés, francés y español.
La niña incluso participó en el evento de moda RD Fashion Week 2025. En uno de sus ejercicios de modelaje, escribió un emotivo ensayo sobre la igualdad y el valor intrínseco del ser humano, sin importar su color de piel.
“No necesitamos compararnos con otras personas porque, tal como somos, somos preciosas, bellas y hermosas… Dios nos creó así”, dijo Stephora en un video al que accedió Listín Diario.
Una excursión que terminó en tragedia

El 14 de noviembre, como parte de una excursión de premiación para los estudiantes del cuadro de honor del Colegio Da Vinci, Stephora asistió —junto a otros alumnos— a la Hacienda Los Caballos, en el municipio de Gurabo. Allí, según la versión preliminar, ocurrió su muerte, supuestamente por ahogamiento en la piscina del complejo.
Su familia denuncia que las autoridades del centro educativo no ofrecieron explicaciones claras. La madre, al llegar al recinto, permaneció tres horas fuera mientras el área estaba acordonada por agentes policiales. Cuando finalmente se le permitió el acceso, le informaron que la niña había muerto; el cuerpo fue levantado por el INACIF.
El certificado médico preliminar señala como causa de muerte “asfixia mecánica por ahogamiento e insuficiencia respiratoria”, aunque la familia exige conocer todas las circunstancias que rodearon el suceso, incluyendo acceso a los videos de seguridad de la hacienda.
Denuncias, silencio institucional y exigencia de justicia
La madre y los abogados de la familia presentaron una denuncia formal ante la Procuraduría General de la República. Denuncian “hechos de extrema gravedad”, negligencia institucional, omisión del protocolo y total desamparo.
Por su parte, la representación del colegio ha dicho que aguardará el informe del Ministerio Público antes de emitir una versión oficial. Mientras tanto, la comunidad educativa permanece en tenso silencio.
Activistas y organizaciones de derechos humanos han alertado que este caso no solo revela fallas graves de seguridad y supervisión, sino también una práctica persistente de acoso y racismo hacia estudiantes de origen haitiano o con rasgos afrodescendientes. Según ellos, la tragedia de Stephora es un llamado urgente a revisar las políticas de protección infantil en colegios dominicanos.
Una vida que exigió respeto y terminó en silencio
La muerte de una niña de 11 años, que soñaba con igualdad y belleza, desnuda de forma brutal las consecuencias del bullying, el racismo y la desprotección institucional.
La historia de Stephora —una estudiante, una aspirante a modelo, una niña con sueños— terminó en una villa privada, bajo circunstancias aún confusas, tras una excursión promovida por el colegio que la reconoció por su excelencia académica.
Hoy, su familia, la sociedad y el país exigen respuestas. Piden justicia, transparencia y medidas concretas para que ninguna otra niña —negra, haitiana o dominicana— vuelva a sufrir insultos, miedo, exclusión… y menos, cargar con una tragedia que pudo evitarse.

