El actual tablero geopolítico en el hemisferio
Francisco S. Cruz
Ya nadie discute que las potencias, sobre todo, Estados Unidos, China y, en menor medida, Rusia, tienen zonas de influencia -geográficas, culturales, comerciales y estratégicas-. Eso está fuera de discusión, incluso, hasta por neófitos en materia de geopolítica.
De manera, que no se entiende cómo es que hay seudo “analistas” o comunicadores que no entienden los intereses que están en juego en el caso de Venezuela, Cuba y Nicaragua que son objetivos supremos en el contexto hemisférico, político y estratégico de la política exterior del presidente Donald Trump, sin obviar toda la región latinoamericana (su traspatio).
En esa línea de análisis, es evidente que Venezuela, Cuba y Nicaragua -tres dictaduras (que nada tiene que ver con socialismo o ideología, porque esos espejismos hace algún rato que ya no son referentes de nada, más que para consumo interno de esos llamados regímenes)- son objetivos, prima facie, de la administración Tramp; pues, además de regímenes antidemocráticos, han caído en feudo-país de una claque civil-castrense con colindancia o colusión provechosa con el narcotráfico (Nicaragua, quizás menos), corrupción interna rampante, conculcación de libertades públicas, terrorismo internacional, todo a beneficio exclusivo de esas cúpulas o camadas de “políticos- líderes” obsoletos que les han escamoteado el desarrollo y la libertad a esos pueblos en nombre de un credo o perorata (“Socialismo del siglo XXI”) que ya no existe, si no auscultemos en el régimen chino y su vuelco al capitalismo más agresivo-expansivo comercial…
En consecuencia, así como China y Rusia no aceptan influencias foráneas en sus zonas geoestratégicas, es lógico pensar que tampoco Estados Unidos las acepte. Ello, entre otras razones, explica la actitud ambivalente de China y Rusia (puras y simples declaraciones) frente a la presión-amenaza que Estados Unidos ejerce sobre Venezuela -donde es inminente la debacle o lo que sucedió con Sadam, Gadafi o Noriega- e indirectamente hacia Nicaragua y Cuba en una suerte de teoría dominó a corto o mediano plazo.
Y en esa estrategia o tablero geopolítico, Estados Unidos mueve sus fichas que a simple vista podrían verse contradictorias, como el indulto al ex presidente de Honduras -en el contexto de un proceso político-electoral-; e igual, con los aranceles: ambas piezas o políticas podrían obedecer a un mismo objetivo: salir de tres rémoras de régimen y, al mismo tiempo, ejercer su influencia y predominio en la zona y seguir aupando modelos políticos como el de Milei, Bukele y lo que acaba de ocurrir en Bolivia. Tres resultados; aunque por vías diferentes que han venido a revertir situaciones catastróficas. Aunque uno pueda tener sus críticas sobre Bukele por ser autoritario y populista con asomo continuista más allá de 2029.
Y por último, el caso nuestro y el uso de aeropuertos y bases militares: algo que está plasmado en un acuerdo-protocolo de 1995 y ratificado en 2003 en el contexto de la Guerra de Irak-2003. Tan sencillo. Que se use como punto estratégico para abastecerse con miras a presionar al régimen de Maduro (como se ha especulado). Pero además, nos preguntamos: ¿qué es lo que hay en Venezuela: un régimen democrático o una dictadura corrupta -con indiscutibles vínculos o liderazgo con el narcotráfico; y encima, robarse unas elecciones-? Sin duda, lo último….!
De lo que sí no hay duda es de que frente a la dictadura venezolana los Estados Unidos; o dicho de otra manera, la administración de Trump, se está jugando su hegemonía y determinación en su zona de influencia, y mal podría terminar si no resuelve después de un despliegue bélico de tal magnitud. En otras palabras, sería ridículo y hasta risible si Maduro y su régimen sobreviven. Yo lo dudo mucho, y no es de ahora.
El Caribe

