CREES advierte que impuestos progresivos limitan inversión, ahorro y afectan a toda la sociedad
Santo Domingo, 12 de diciembre de 2025 – El debate sobre la reforma tributaria en República Dominicana ha reavivado propuestas para aumentar los impuestos progresivos, es decir, gravar más a quienes generan mayores ingresos.
Sin embargo, un análisis del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) advierte que este tipo de tributación podría generar efectos contraproducentes para toda la economía, afectando no solo a los contribuyentes de mayores ingresos, sino también a los trabajadores y a la población de menores recursos.
Según el CREES, los impuestos progresivos, aunque motivados por un deseo de redistribución social, tienden a castigar el ahorro y la inversión, pilares fundamentales del crecimiento económico.
Estas cargas impositivas, explica el centro, reducen la productividad general al limitar los incentivos para emprender, innovar y expandir empresas. En consecuencia, la sociedad en su conjunto sufre las repercusiones de una economía que se expande con menos dinamismo.
La progresividad tributaria, sostiene el CREES, implica que las tasas marginales aumentan conforme se incrementan los ingresos. Aunque en teoría esta medida busca justicia redistributiva, en la práctica termina desincentivando el esfuerzo adicional de quienes impulsan el desarrollo económico.
“Los impuestos a los ricos, mal diseñados, se convierten en multas al progreso”, señala la institución, al destacar que empresarios, profesionales y emprendedores ven castigadas sus iniciativas productivas.
En el contexto dominicano, donde la inversión privada juega un rol esencial en el desarrollo, el CREES resalta que estos impuestos reducen la capacidad de crecimiento económico.
Citando un principio clásico de la economía —“hay lo que se ve y lo que no se ve”—, el centro advierte que muchas veces los efectos negativos de una política fiscal no son evidentes de inmediato, pero se manifiestan en menor empleo, menos innovación y menos bienes disponibles para los consumidores.
Uno de los ejemplos más ilustrativos de esta situación es la doble tributación. El CREES explica que gravar tanto las ganancias empresariales como los dividendos distribuidos a los accionistas afecta directamente la inversión y la creación de empleo.
Si bien puede parecer que se grava a quienes más tienen, lo que se pierde es la oportunidad de reinvertir esas utilidades en nuevos proyectos, más empleos y mayor producción de bienes y servicios.
Actualmente, las empresas en República Dominicana tributan a una tasa del 27%. Sin embargo, al aplicarse el impuesto a los dividendos, ese porcentaje se eleva al 37% para los inversionistas.
“Ese 10% adicional castiga directamente a quienes arriesgan capital para generar empleos formales”, denuncia el CREES, agregando que esta carga tributaria es una de las más altas del mundo en su categoría.
A esto se suma un factor adicional: la incertidumbre tributaria. El CREES señala que, en los últimos meses, ha aumentado la percepción de riesgo entre los agentes económicos debido a propuestas y mensajes que anticipan reformas fiscales sin claridad ni estabilidad normativa.
Esta incertidumbre ha empezado a ralentizar las inversiones, afectando el ritmo de crecimiento del país y haciendo que capitales busquen destinos más predecibles o con mejores condiciones fiscales.
Contrario a lo que podría suponerse, el resultado de aumentar impuestos a quienes más producen no necesariamente es mayor recaudación. El CREES cita ejemplos internacionales donde la introducción de impuestos al patrimonio o a la riqueza ha resultado en la salida de capitales, deslocalización de inversiones y caída en la productividad.
Alemania, Suecia, Dinamarca, Francia, Irlanda y otros países europeos terminaron eliminando esos impuestos tras comprobar sus efectos nocivos.
Además, el perjuicio no se limita a las clases altas. El CREES advierte que gravar el ahorro y la inversión también impacta a los grupos de ingresos bajos, ya que limita el acceso al crédito, encarece los productos y restringe la generación de empleos formales.
Con más del 54% de informalidad laboral, República Dominicana necesita políticas que incentiven la inversión privada y promuevan la movilidad social. La penalización al capital, lejos de generar equidad, perpetúa la desigualdad al reducir las oportunidades para los más vulnerables.
El centro propone una ruta alternativa para la reforma fiscal. En lugar de aumentar la carga progresiva, el CREES plantea la necesidad de reducir las tasas marginales, ampliar la base de contribuyentes, eliminar nuevas exenciones y simplificar el sistema tributario.
Según su análisis, estas medidas generarían mayor dinamismo económico y permitirían aumentar la recaudación de manera sostenida, sin sacrificar el crecimiento.
“El sistema tributario debe premiar a quienes sirven mejor al consumidor y generan valor, no penalizarlos”, afirma el CREES. Al incentivar la productividad y la eficiencia, se impulsa el desarrollo de sectores formales, se promueve el uso de tecnología y se elevan los salarios reales, beneficiando directamente a los trabajadores.
Finalmente, el CREES plantea una reflexión ética y económica sobre el rumbo que debe tomar la política fiscal dominicana: “¿Queremos un sistema que castigue el mérito y el esfuerzo o uno que multiplique el bienestar generado por quienes emprenden y crean riqueza? La respuesta determinará si caminamos hacia un futuro próspero o hacia un estancamiento estructural”.

