Qué sabe nadie sobre cuántas ovaciones aún le quedan a Raphael

Lara Malvesí

Barcelona, 21 diciembfre.- A Raphael no se le aplaude. Se le ovaciona. Cada fin de canción sigue una liturgia más propia de un bis, con el público puesto en pie y el artista yéndose hacia un lado del escenario, como si ya se acabara el concierto.

Esa ceremonia funciona como pacto tácito con sus fans para que todos sean conscientes de que cada momento es irrepetible y de que cada canción, cada concierto, puede ser el último.

Desde luego que el espectáculo que Raphael, que ha cumplido ya los 82 años, ha ofrecido esta noche en el palau Sant Jordi ante 6.200 entregadas almas no parecía una despedida, sino más bien un ‘hola de nuevo’ después de que hace un año Raphael viviera su segunda resurrección vital por problemas de salud.

El cantante Raphael durante su actuación en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
El cantante Raphael durante su actuación en el Palau Sant Jordi de Barcelona. EFE/Quique García

En diciembre de 2024, el concierto de esta noche en el Sant Jordi ya estaba programado y a pesar de que aún faltaban doce meses para hacerse realidad se temía la suspensión. Pero Raphael nunca quiso cancelarlo, confiando en una recuperación y vuelta a las actuaciones que lleva haciendo realidad seis meses, incluido un Movistar Arena en Madrid a principios de este mes.

El espectáculo ‘Raphaelísimo’ ha empezado con puntualidad, a las 20:30 horas previstas, y al genio le han acompañado una decena de músicos dispuestos a cederle el incontestable foco.

El apoyo discreto de una silla de oficina

También una silla de oficina de la que Raphael ha echado mano en cuatro temas, un recordatorio de su edad pero también de que para el veterano artista el escenario es su oficina, su excéntrico lugar de trabajo.

Uno de los momentos más emocionantes de la velada ha sido su salida al escenario con el público puesto en pie. No hacía falta palabras para añadir más emoción al momento. O al menos eso ha pensado Raphael, que ha preferido no hablar entre canciones y dar todo el protagonismo a su cante.

Raphael ha empezado con ‘La noche’ y ha seguido con la oportuna ‘Yo sigo siendo aquel’: «eterno solitario, detrás de un escenario, y propiedad un poco de todos».

Con su habitual carisma, dominio escénico y demostraciones de un poderío vocal que se esfuerza en mantener vigoroso, Raphael ha desatado el jolgorio con ‘Digan lo que digan’ y la siempre bailonga ‘Mi gran noche’.

No faltó el ‘Tamborilero’ navideño

El ‘Tamborilero’ recordaba que estamos a las puertas de una Navidad de la que el artista siempre fue protagonista, décadas antes de la omnipresente Mariah Carey.

También se detuvo por varios momentos en un homenaje a la ‘chanson’ francesa de Edith Piaf. Al tango misterioso sobre la decadencia que es ‘Padam Padam’ le seguían su particular aproximación en castellano a La vida en rosa’ y al ‘ Himno al amor’.
Y de Francia a Argentina con tangos como ‘Malena’ o ‘Que nadie sepa mi sufrir’.

Transcurrido el ecuador del concierto, Raphael ha entonado su versión de ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra, con el que parecía sincerarse sobre su momento vital y profesional.

El cantante Raphael durante su actuación en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
El cantante Raphael durante su actuación en el Palau Sant Jordi de Barcelona. EFE/Quique García

También una ‘Hablemos del amor’ con la que fue a Eurovisión, un festival en plena polémica que décadas atrás fue aparador mundial para un Raphael mucho más joven y en blanco y negro.

Los fans de Raphael han celebrado y coreado con especial empeño ‘Estar enamorado es’, un tema que el público en general conoce menos que otros clásicos pero que siempre está entre las favoritas de sus fieles.

Para el ‘hasta luego’ final, las preferidas de muchos de los presentes: ‘Qué sabe nadie’, ‘Yo soy aquel’, ‘Escándalo’ y ‘Como yo te amo’, un carrusel de despechos, desamores, orgullos heridos y, en definitiva, de reivindicación del amor.

Alma de folclórica

Si bien estaba algo menos bailarín que en otras visitas, Raphael sigue sin ahorrar en gestos dramáticos para interpretar sus temas más desgarradores, haciendo gala de esa alma de folclórica que siempre le ha poseído.

Son seis décadas de vida sobre los escenarios del ‘Divo de Linares’, quien en las entrevistas ha explicado por activa y por pasiva que no piensa hacer un gira de despedida porque a él no le entra en su cabeza retirarse.

De hecho, 2026 ya está plagado de nuevas fechas tanto en España como en el otro lado del charco, con conciertos en México y EE.UU.

Qué sabe nadie de cuántas ovaciones le quedan a Raphael. EFE

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