Algo bueno del caso SENASA
Por Charlie Núñez
Quienes me conocen saben que defendí a Reinaldo Pared y sigo defendiendo su memoria sin ningún tipo de reserva; en reiteradas ocasiones he afirmado que es el político más noble que he conocido.
Fueron muchas las veces que vi a Reinaldo decir: “Eso no se puede”, “Conmigo no cuentes para eso”, “En eso no te puedo ayudar”… Por el contrario, cuando decía sí, era una sentencia. No sé cómo lo hacía; pocas veces lo escribía, pero nunca olvidaba nada.
Desde la campaña para el proceso del año 2020 vengo señalando las expresiones y posturas del actual presidente Luis Abinader; como mandado a hacer, es todo lo contrario a Reinaldo; en sus expresiones y compromisos, cualquiera con un mínimo de inteligencia podía darse cuenta de que no había la más mínima intención de cumplimiento. Nunca dijo cómo resolvería lo que prometía, por lo que pudiéramos afirmar que quien se dejó engañar fue porque quiso, o por bruto.
Ahora bien, la inmensa mayoría de los políticos miente, oculta o promete cosas que ni siquiera registra en su cerebro como un compromiso; es como vamos a llegar y después vemos lo que hay.
Quienes a través de mis artículos o entrevistas me han dado seguimiento, saben que he sido un crítico permanente de la grieta que dejan los políticos entre lo que dicen hacer y lo que realmente hacen.
El de Luis ha sido el campeón de este mal.El presidente y su partido llegaron al poder y parece ser que cinco años después no se han dado cuenta de a qué llegaron; se han limitado a gastar dinero y a coger prestado para seguir gastando, no en inversión social, sino en francachela.
Ante la falta de aplicación de una estrategia nacional de desarrollo, el Gobierno de Luis Abinader aplica una estrategia diabólica de comunicación que consiste en compra de silencio y complicidad, promover logros que se quedan en la virtualidad y una lista de respuestas prefabricadas que debieron aprenderse el presidente y sus funcionarios para nunca contestar la verdad.
Las interrogantes al presidente son “pitcheos suaves”; si no contesta como quiera y quien pregunta queda “satisfecho”; si por error la pregunta es difícil, viene un eeeeeeh, y soltamos una de las respuestas prefabricadas.
Ese montaje de estrategia comunicacional fue el que llevó al presidente a responder de la manera que lo hizo cuando se le preguntó acerca del caso SENASA. Recuerden que trató de echarle un cubo de aquello a la oposición y con aire de grandeza preguntó a los presentes si alguien conocía una persona atendida por SENASA antes del 2020, que ahí no pasaba nada, que ahora hay más dominicanos atendidos y que demandaba más recursos.
Es decir, que Luis iba a darle más dinero a SENASA para que el desfalco continuara. Cuando ya no había forma de evitar el escándalo, entonces trató de presentarse como héroe, pero como dicen “los memeros”, ¡maldito Google que no olvida!, a Luis lo atraparon esta vez entre home y tercera base.
El problema ahora es más serio; no se trata solo de SENASA, es que a Luis y a todo el Gobierno les han descubierto su modo operandi y ya les resultará difícil mantener anestesiada a la población.
El caso SENASA hundió la estrategia comunicacional, mostró la ausencia de planes y con ella todo el engaño se va para la porra. Esperamos que el Gobierno que surja aproveche esto como lección aprendida, pues estamos hartos de corrupción, de mentiras, de promesas incumplidas, de improvisaciones y de falta de transparencia.
Al fin y al cabo, no hay nada tan malo que no tenga algo bueno.

