Los casos de Manny Ramírez y Alex Rodríguez: cuando las cifras no alcanzan para Cooperstown
Bristol, Connecticut – De acuerdo con un análisis publicado por ESPN, Manny Ramírez y Alex Rodríguez representan uno de los dilemas más complejos en la historia reciente de las Grandes Ligas: dos trayectorias extraordinarias desde el punto de vista estadístico que, sin embargo, siguen lejos del Salón de la Fama de Cooperstown por el peso de las suspensiones por dopaje y la percepción pública que dejaron sus carreras.
Ambos son considerados entre los peloteros más talentosos que ha visto el béisbol moderno. Sus números, impacto en el juego y protagonismo en momentos decisivos los colocan en una élite histórica. Pero el camino hacia la inmortalidad en Cooperstown no se define únicamente por jonrones, hits o premios individuales, y ese ha sido el principal obstáculo para los dos exestelares.
En el caso de Ramírez, las estadísticas hablan por sí solas. El exjardinero cerró su carrera con 555 cuadrangulares, 1,831 carreras impulsadas y un promedio vitalicio de .312, además de un OPS de .996 y un OPS+ de 154.
A esto se suman 12 selecciones al Juego de Estrellas, nueve Bates de Plata, dos campeonatos de Serie Mundial y un premio de Jugador Más Valioso de una Serie Mundial. En cualquier otro contexto, ese expediente sería suficiente para garantizar un nicho en Cooperstown.
Rodríguez, por su parte, acumuló un volumen y un valor histórico aún mayor. Finalizó con 696 jonrones, 3,115 hits, 2,086 carreras empujadas y un promedio de .295, acompañado de un OPS de .930 y un OPS+ de 140. Ganó tres premios al Jugador Más Valioso, participó en 14 Juegos de Estrellas, obtuvo 10 Bates de Plata y fue parte de un equipo campeón de Serie Mundial. Durante años fue considerado el mejor jugador integral del béisbol.
Sin embargo, como subraya ESPN, la discusión cambia cuando entra en escena la política antidopaje de las Grandes Ligas. Ramírez fue suspendido en 2009 por 50 partidos y nuevamente en 2011, sanción que precipitó su salida definitiva de MLB. Rodríguez, en tanto, fue el rostro más visible del escándalo de Biogenesis y recibió una suspensión histórica que lo dejó fuera de toda la temporada 2014.
Más allá de las sanciones formales, la reacción pública y el manejo de cada caso también influyeron en la evaluación de los votantes. En el caso de Rodríguez, su confrontación legal con MLB y su prolongada negación de los hechos dañaron severamente su imagen. Ramírez, aunque menos polémico en lo mediático, cargó con el peso de dos suspensiones oficiales, una marca difícil de ignorar para quienes deciden sobre la inmortalidad.
El resultado ha sido una especie de limbo en las boletas del Salón de la Fama. Ambos han recibido apoyos suficientes para mantenerse elegibles, pero muy lejos del 75 % requerido para la exaltación. Ramírez transita su último año de elegibilidad, mientras que Rodríguez aún tiene varias oportunidades por delante, aunque sin señales claras de un giro significativo en la votación.
Según el análisis de ESPN, incluso la eventual evaluación por comités de época luce cuesta arriba, ya que históricamente estos grupos han sido más estrictos con los casos marcados por cuestionamientos éticos.
Así, Manny Ramírez y Alex Rodríguez encarnan una realidad incómoda para el béisbol moderno: carreras legendarias desde el punto de vista deportivo que quedaron atrapadas entre números extraordinarios y decisiones que marcaron su legado. Cooperstown, una vez más, deja claro que la grandeza estadística no siempre es suficiente.

