Crisis haitiana se proyecta sin solución en 2026 pese a resoluciones de la OEA y el Consejo de Seguridad de la ONU

Puerto Principe, Haitpi, 31 Diciembre- La crisis de seguridad, política y humanitaria en Haití cerró 2025 como uno de los conflictos más persistentes e intransigentes de la región del Caribe, sin una solución aparente a la vista.

A pesar de múltiples resoluciones de organismos internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) para intentar frenar la violencia y estabilizar el país, la situación continúa agravándose y se proyecta con altos niveles de incertidumbre para 2026.

Pandillas dominan Haití y el Estado sigue debilitado

Durante 2025, Haití siguió enfrentando una grave crisis de seguridad derivada del accionar de grupos criminales armados que controlan amplias zonas del país, incluida gran parte de la capital, Puerto Príncipe. Esta violencia ha paralizado funciones básicas del Estado, deteriorado la provisión de servicios públicos y obligado a millones de haitianos a vivir en condiciones de extrema inseguridad y desplazamiento.

La expansión de pandillas —algunas con vínculos con élites políticas— ha transformado el país en un territorio donde el Estado tiene presencia limitada o incluso nula, obligando a la comunidad internacional a intervenir repetidamente con diferentes mecanismos de seguridad.

Respaldo internacional: OEA y ONU impulsan nuevas estrategias

La Organización de los Estados Americanos ha promovido desde 2025 una “Hoja de Ruta para la Estabilidad y la Paz en Haití”, coordinada con la ONU y la Comunidad del Caribe (CARICOM), con el objetivo de mejorar la seguridad, facilitar ayuda humanitaria y permitir la celebración de elecciones.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó en septiembre de 2025 la creación de la Fuerza de Supresión de Pandillas (Gang Suppression Force – GSF), autorizando hasta 5,500 efectivos policiales y militares con un mandato inicial de 12 meses para combatir a los grupos armados que mantienen a gran parte del país bajo su control.

Esta fuerza, respaldada en parte por Estados Unidos y Panamá, reemplaza a la anterior Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), y responde al reclamo de las autoridades haitianas de contar con una intervención más robusta y coordinada para frenar la violencia criminal.

Violencia no cede y seguridad sigue siendo el reto principal

Pese a estos esfuerzos multilaterales, la violencia de las pandillas continúa siendo endémica, con miles de homicidios documentados desde 2022 y control territorial en manos de grupos armados que operan con impunidad. Para finales de 2025, solo la presencia estratégica de la GSF y de los esfuerzos policiales no ha logrado revertir de forma significativa la inseguridad cotidiana que vive la población.

Un factor que exacerba esta crisis es la debilidad institucional del Gobierno de transición haitiano, incapaz de asegurar un clima mínimo de estabilidad que permita la organización de elecciones y el funcionamiento básico del Estado. En noviembre de 2025, se decidió postergar las elecciones hasta agosto de 2026, condicionadas a la mejora de la seguridad y la disponibilidad de recursos para efectuar los comicios en todo el país.

Desafíos estructurales que persisten

Los analistas destacan que Haití enfrenta una combinación explosiva de pobreza, falta de control estatal, bandas criminales empoderadas y crisis humanitarias generalizadas, lo que convierte cualquier plan de estabilización en un objetivo extremadamente difícil de alcanzar.

La misión internacional de seguridad, aunque ampliada, arrastra desafíos financieros, logísticos y de coordinación entre los distintos actores que participan, incluidos los países que contribuyen con tropas y policías, las autoridades haitianas y los organismos regionales.

La OEA y CARICOM han subrayado la necesidad de esfuerzos sostenidos y una estrategia que combine seguridad, desarrollo institucional y procesos políticos creíbles para abordar no solo la violencia, sino las causas profundas de la inestabilidad.

Hacia un 2026 lleno de incertidumbre

Con la transición política en marcha y la mirada puesta en las elecciones generales de agosto de 2026, la crisis haitiana parece lejos de resolverse. La presencia de una fuerza internacional de seguridad representa un paso significativo, pero no garantiza por sí sola una transformación rápida de la situación en el terreno.

La violencia persistente, la debilidad estatal y las tensiones dentro de la sociedad haitiana auguran que el año entrante será otro periodo de retos monumentales para el país y la comunidad internacional.

Haití ingresa así a 2026 con una mezcla de esperanza y preocupaciones profundas, en un contexto donde la estabilidad sigue siendo frágil y las soluciones duraderas continúan esquivas. La implementación de resoluciones internacionales será puesta a prueba en un país donde la violencia y la falta de autoridad han sido la regla más que la excepción.

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