Conciencia versus hipocresía
Ricky Noboa[email protected]
La percepción de la conciencia identifica los buenos y malos afectos que nos rodean, para así diferenciar quién o quiénes deben participar en nuestro espacio de vida.
Es necesario separar de nuestro espectro afectivo aquel que no sienta el bien para uno, sea familia o allegado.
La paz espiritual se logra identificando a esos hipócritas cerca del entorno, lejos de nuestras necesidades, metas y aspiraciones.
De ahí la autenticidad del buen deseo genera la franqueza y la sinceridad de la buena fe. Como diría Chopra: “La experiencia sensorial de todos los seres vivos es una construcción perceptiva artificial, creada en la imaginación”.
Ejemplo es la observación de dos monjes al decir: “La bandera está ondeando” y el otro afirma: “No, el viento se está moviendo”; el Maestro responde: “Ambos están equivocados, solo la conciencia se está moviendo, y cuando se mueve, crea el mundo con su imaginación”. Es decir, la mente es un campo de energía e información.
Ordenemos esa energía, esa información en nuestras ideas, creando la conciencia de nuestro proceder alejando las malas energías. Vivamos así en un mundo solido a partir de la energía y la información, y con esa solidez, tendremos una mejor vida.