Abinader, el PRM, Punta Catalina y los idus de marzo
Ignacio Nova[email protected]
Muchos venden la especie de un descenso en la aprobación al gobierno PRMista presidido por Luis Abinader amparados en una encuesta de los opositores.
Hasta “dummies” políticos saben lo difícil que —en naciones con altas deudas sociales y baja gobernabilidad— resulta mantener la aprobación en los niveles virginales de los inicios de gestión, cuando la ciudadanía las recibe con emotivas esperanzas. La gobernanza nacional, más que sobre la probidad, eficiencia y eficacia de las gestiones, se ha construido elevando a libertinaje la política del laissez faire, laissez passser.
Como la justicia independiente de Miriam Germán Brito es disrupción sobre la cultura de impunidad y sus sentencias parecen cada vez más próximas, la organización política de los enjuiciados ha desatado —también como componente comunicacional del lanzamiento de su proceso interno para escoger candidatos— un fiero ataque, escogiendo como “argumento” el contrato formativo del Fideicomiso Central Termoeléctrica Punta Catalina (FCTPC sucesivamente). Previsible es, entonces, que se inunden las redes, medios escritos y digitales (bocinas de anteriores gestiones) con “análisis” sobre esa “inflexión” y “quiebre” de la aprobación al actual gobierno.
Escogieron atacar con tal contrato, haciéndolo “causa” de tal “quiebre”, al no convenirles la verdad: son ellos —autores intelectuales de tal “inflexión”— los responsables del estado del quiebre real y lastimero de la economía nacional. Y de la putrefacción ética generalizada que canceró, desde las relaciones primarias, a sus gobiernos, recorriéndolos de la cabeza al meñique.
Encerrona a lo Brutus con algo de juego tipo prisionero es ese Contrato. Y el menta’o punto de “inflexión”, ruptura política y ataque. Como si no existiera desde que los estadounidenses vinieron a garantizar su salida del gobierno.
Interpretarlo como imprudente, fárrago o adefesio es desconocer el ABC político y restar sapiencia legal al Consultor Jurídico. Tampoco es ingenuidad.
¿Sería respuesta a una solicitud corrupta de alguna agrupación política interesada en favorecer a quienes integrarían su “Comité Técnico”?
De ser así, fue jugada tramposa; caramelo envenado, sin escapatoria para Abinader: a) negándose, incumplía; b) concediéndolo, perdería credibilidad, pues el contrato concedería en usufructo, a cambio de nada y por 30 años, la gestión de la FCTPC que tanto ha costado al pueblo. Enlodando, de paso, el reconocido y acendrado celo ejecutivo por lo público; ataque a su mejor valorada fortaleza. Lo aprobaron para luego denunciarlo.
La verdad, imprudente y ansiosa de revelarse, favorecerá al Presidente.
Así que, Julio César, ¡Cuídate, de los idus de marzo!
César ignoraba que con Idus de Marzo, la bruja además de las fiestas martianas, denunciaba al asesino: Bruto. En el 42 a. C. acuñó un denario con la abreviatura “Eid Mart”, colocando el píleo de libertad entre dagas. Ella dijo todo.
El idus de marzo dominicano se extenderá hasta las elecciones de candidatos. Los opositores continuarán vendiendo la especie de una posible alianza que ninguno desmentirá o aprobará porque su tiempo es jugar cooperativamente, esperanzados en ganar votos a contrapelo del PRM.
De ser así, revelan su significativa desventaja.
Entretanto, tal contrato quedaría como respuesta presidencial: Traté de cumplirles, pero el país no lo consiente.