El silencio de la gran prensa no disminuye intensidad del enojo
Si fuera por los Vicini y otros de la misma estirpe se comen a Puntas Catalina, devoran el país entero y se quedan con hambre. Medran a la sombra del poder usufructuando privilegios inmerecidos, exenciones fiscales, facilidades aduanales y contratos leoninos con el Estado dominicano y siempre encontraron políticos a los cuales encantaron, acorralaron y ordeñaron.
Ahora, por primera vez en mucho tiempo, una amplia corriente de opinión pública, un estado de ánimo casi nacional ha venido a caer en la cuenta de que esta gente ha hecho fortunas, más allá de lo explicable, de lo razonable y de lo posible no a base de ser -como pretenden- más eficientes, sino a base de ser más listos, descarados, desvergonzados e inescrupulosos.
El humor nacional se ha virado contra estas fortunas a medida que una serie de contratos, transacciones y concesiones se hicieron públicas. Esto ha hecho posible que la gente vea y aprecie la obscenidad de esos contratos.
Ese estado de ánimo que antes cabalgó a lomos de mula vieja como diría Machado, ahora discurre frenético a través de redes sociales. La velocidad alucinante a la que la información sobre los desmanes de esta gente se transmite es lo que ha forjado ese estado de ánimo contra el fideicomiso y cualquier figura legal que ponga en manos de ellos un bien público cualquiera.
La gente quiere que termine esa impunidad de los ricos como celebra que suceda con los políticos corruptos que han sido su contrapartida. Hay un reclamo de justicia y consciencia de que nunca la hemos tenido.
La gente quiere un vengador, jamás un rendido y menos aún un cómplice adocenado. El desfase que estamos viendo con Punta Catalina es eso. En medio de las actuales precariedades y privaciones surgen, con fuerza, oscuros nubarrones que con poca cosa estallan con la fuerza devastadora de un tornado.
El Presidente es un tipo conciliador, se sabe que trajo compromisos y trata de acomodar la agenda de esos ricos pero el país no está en eso. La gente no quiere más Vicini, más Corripio, más Rizek etc.
Aquí hay un reclamo de justicia, cárcel para los corruptos, recuperación de lo robado y fin de las exenciones y privilegios. Como consignara recientemente el Dr. Roque Espaillat: aquí esos ricos se olvidaron de cómo hacer negocios correctamente, se acostumbraron a esos contratos, concesiones y exenciones leoninas.
Ese es un pleito casado y el silencio de la gran prensa cuyos dueños son esos mismos personajes, no disminuye un ápice la intensidad del enojo ni suprime sus consecuencias posibles. Todo lo contrario. Ya verán.