A 60 años de la Revolución de Abril: el grito por la constitucionalidad que encendió la historia dominicana
Por la Redacción
Santo Domingo, 24 de abril de 2025. – Este 24 de abril se conmemoran seis décadas del estallido de la Revolución de Abril de 1965, uno de los episodios más decisivos y dramáticos de la historia contemporánea de la República Dominicana.
Lo que comenzó como un levantamiento militar y popular en defensa del retorno a la constitucionalidad, tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Bosch en 1963, derivó en una sangrienta confrontación nacional y, apenas cuatro días después, en la segunda intervención armada de Estados Unidos en suelo dominicano.
La chispa se encendió la mañana del sábado 24 de abril de 1965, cuando un grupo de militares jóvenes, encabezados por el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, inició una insurrección con el objetivo de reponer el gobierno democráticamente electo de Juan Bosch, derrocado apenas siete meses después de asumir el poder.
El movimiento encontró respaldo inmediato en amplios sectores de la población civil, cansados de la represión y las promesas rotas del triunvirato instalado tras el golpe.
La revuelta se convirtió rápidamente en una verdadera revolución cívico-militar. Multitudes se volcaron a las calles de Santo Domingo al grito de “¡Constitución del 63!”, y la zona norte de la capital fue declarada territorio rebelde.
La lucha por el regreso a la institucionalidad y la justicia social degeneró en enfrentamientos violentos, con la ciudad dividida en dos frentes: los constitucionalistas, dirigidos por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, y las fuerzas leales al régimen provisional.
El 28 de abril, ante la creciente fuerza del movimiento y temores de que el conflicto se tornara en una revolución comunista, el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson ordenó el desembarco de más de 42,000 marines.
La operación militar, conocida como “Power Pack”, justificó su accionar alegando la protección de vidas y propiedades de ciudadanos estadounidenses, pero fue interpretada ampliamente como una violación a la soberanía dominicana.
La intervención internacional cambió el curso del conflicto. Aunque los constitucionalistas resistieron con fiereza, la superioridad militar extranjera inclinó la balanza. El enfrentamiento dejó miles de muertos y heridos, y profundizó la polarización política y social del país.
A pesar del desenlace, la Revolución de Abril dejó una huella imborrable en la memoria colectiva dominicana. Fue la primera vez que amplios sectores populares se movilizaron con un objetivo claramente político y democrático: la restauración de una constitución progresista y de un gobierno legítimamente electo.
El sacrificio de figuras como Caamaño Deñó y Fernández Domínguez convirtió a la gesta en símbolo de lucha por la soberanía, la justicia y la libertad.
Hoy, a 60 años de aquel abril ardiente, República Dominicana recuerda a sus protagonistas con actos conmemorativos, paneles históricos y ceremonias patrióticas. El eco de aquel llamado a la dignidad resuena todavía, recordando a las nuevas generaciones que la democracia no se mendiga: se defiende.