Aceptemos la propaganda occidental
J.C. Malonej
El presidente Ruso, Vladimir Putin, es un engendro demoníaco.
Es un kleptócrata, eso lo creo, porque cuando una banda de kleptócratas gobernó mi país, aumentaron las inversiones rusas y vuelos regulares hacia Rusia.
Putin es loco, obsesionado con retornar al Imperio Ruso. Es megalómano, y asesino a sangre fría. Si todo esto es absolutamente cierto, entonces debemos cuestionar la salud mental de los dirigentes europeos y estadounidenses.
Quien arme a un comediante (Zelensky) para guerrear contra un loco desquiciado (Putin) arriesgando la paz mundial, será el único responsable del desenlace final.
En ningún manual de salud mental recomiendan emboscadas pasivo-agresivas, acorralar ni provocar a los locos.
Si alguien mata a varias personas y su abogado demuestra que es loco y fue provocado, descargan al loco y condenan al “cuerdo” provocador. Quien acorrala a un loco, es el único responsable de lo que pase. El enfermo siempre será inocente.