Aeropuerto Bávaro: tampoco en “Absurdistán” se sostuviera
En el reino de Absurdistán, la leyenda cuenta que hace muchas lunas atrás, a escasos días de finalizar la administración del soberano Danilus II, se había aprobado de forma apresurada el proyecto de construcción de un nuevo puerto marítimo, en la aldea de Bárbaro, a escasas millas náuticas del exitoso puerto de Punta Nana.
Pues bien, la misma leyenda nos cuenta también que, luego de muchos debates y revisiones en los ámbitos jurídicos y económicos, el puerto de Bárbaro nunca llegó a construirse, debido a que no se podía sostener sin el apoyo financiero desde las arcas del reino de Absurdistán.
Muchísimas lunas después, parece que, en el caso de la República Dominicana, se está repitiendo la historia que contaba la leyenda del puerto de Bárbaro.
En un pasado reciente, tuve la oportunidad de compartir mis análisis en relación al proyecto de construcción de un aeropuerto internacional en Bávaro, a escasa distancia del aeropuerto internacional de Punta Cana. Me parece ahora más que claro que este proyecto correrá la misma suerte del fallido proyecto de puerto marítimo de Bárbaro en Absurdistán; de acuerdo con lo publicado esta semana por el equipo de defensa de la Corporación Aeroportuaria del Este (CAE) y del Grupo Puntacana (GPC), van siete decisiones judiciales en contra de la construcción del Aeropuerto internacional de Bávaro (AIB): i) Pero a estas decisiones judiciales, hay que mencionar otras dos dimensiones, no menos importantes: lo relativo a medio ambiente, y lo relativo a finanzas públicas.
En el primer caso, el ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA) en una resolución de fecha 12 de septiembre 2022 había anulado la licencia ambiental a favor del AIB; y en el segundo caso, el Consejo de Fomento Turístico (CONFOTUR) había recibido una muy clara y documentada recomendación desfavorable de la Dirección General de Política y Legislación Tributaria del ministerio de Hacienda (julio 2020, o sea todavía en la administración pasada) que indicaba en sus conclusiones que los beneficios derivados de este posible proyecto no justificaban el sacrificio fiscal solicitado al Estado: “(…) Los resultados del análisis costo-beneficio evidencian que, en ausencia de los incentivos tributarios, el proyecto no sería financieramente rentable debido a que este no compensa la inversión inicial realizada. Por lo que se espera que la inversión no podría ser realizada sin el otorgamiento de dichos incentivos (…) un sacrificio fiscal para el Estado de RD$4,403.9 millones (…)”.
Igualmente, es necesario recordar, y sin que nadie se sorprendería, que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), organización que agrupa a la enorme mayoría de las compañías aéreas a nivel mundial, había dirigido una carta al MOPC, de fecha 20 de septiembre 2021, en la cual manifestaba a las autoridades dominicanas su “(…) preocupación con respecto al proyecto propuesto de la construcción del Aeropuerto Internacional de Bávaro” por considerarla innecesaria ya que “(…) crearía ineficiencias operativas al diluir el tráfico de pasajeros entre los aeropuertos y aumentaría significativamente los costos para todas las partes involucradas.”
Del mismo modo, como lo habíamos demostrado en un artículo anterior1 las estadísticas oficiales del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) y del IDAC muestran que no existe el pretendido monopolio del aeropuerto de Punta Cana en el Este del país sino todo lo contrario: una auténtica, sana y necesaria competencia entre los aeropuertos de Santo Domingo-Las Américas, La Romana y Punta Cana, de hecho manejados los tres por grupos económicos que sí compiten directamente, es decir Vinci Airports (empresa transnacional como concesionaria de los aeropuertos de propiedad estatal), el grupo Central Romana-Casa de Campo, y por supuesto el Grupo Puntacana.
Las nuevas inversiones en materia aeroportuaria deberán de articularse en base a una visión holística, en torno a tres polos de desarrollo: i) la región Norte, incluyendo el Aeropuerto Internacional Gregorio Luperón (POP) en Puerto Plata y el Aeropuerto Internacional Presidente Juan Bosch (AZS) en Samaná, ambos de propiedad estatal, y el Aeropuerto Internacional del Cibao (STI) en Santiago, de propiedad privada, sin dejar de mencionar al aeropuerto de Constanza (COS) con gran potencial de agro- exportación y aviación privada; ii) la región Este, compuesta por el Aeropuerto Internacional de Punta Cana (PUJ), el Aeropuerto Internacional de la Romana (LRM), ambos de propiedad privada, y el Aeropuerto Internacional Las Américas (SDQ) y el Aeropuerto Internacional La Isabela (JBQ) del sistema estatal; y, iii) la región Sur, con el Aeropuerto Internacional María Montez (BRX) de propiedad estatal, así como las nuevas inversiones público-privadas en torno al despegue próximo de Pedernales.
Claramente, existen grandes oportunidades para que capitales privados sigan acompañando los venideros desarrollos de nuevas capacidades aeroportuarias en la República Dominicana. Ahora bien, del mismo modo que no tendría sentido proponer la construcción de un nuevo aeropuerto en Moca (para competir con Santiago y/o Puerto Plata), ni tampoco en San Pedro de Macorís o en Boca Chica (para competir con Las Américas o La Romana), mucho menos se justifica la creación de otro aeropuerto más en la región Este, y en cambio, lo que sí procede es más bien direccionar las nuevas inversiones hacia la región Sur en coherencia con la acertada visión de las presentes autoridades.
1 https://lapropuestadigital.com/de-bavaro-al-senado-viaje-en-absurdistan-o-las-tribulaciones-erraticas- de-los-incentivos-al-turismo/
Jonathan Swift, el autor de los Viajes de Gulliver, decía que “La Visión es el arte de ver las cosas invisibles…”.
Hace muchas lunas, el proyecto del puerto de Bávaro fracasó en Absurdistán, porque no era sostenible económicamente hablando; y es que lo que no es sostenible, no se sostiene, ni siquiera en Absurdistán.