Alegando un ambiente hostil, renuncia al ministerio de la Mujer periodista Siddy Roque
Santo Domingo, 15 abril – La periodista Siddy Roque renunció del Departamento de Comunicaciones del Ministerio de la Mujer donde laboró por más de un año debido al ambiente de hostilidad y desconsideración imperante por la encargada del mismo, Carolina Acuña
En una comunicación enviada a la ministra de la Mujer, Mayra Jiménez, Roque explica que su dimisión se debe al irrespeto y desconsideración de la directora, Carolina Acuña, que quiere actuar como “preboste” y “cancerbera”, y no como orientadora o líder.
Siddy Roque, con una labor profesional de más de 30 años en los medios de comunicación, así como en empresas privadas y actualmente presidenta del Tribunal Disciplinario del Colegio Dominicano de Periodistas CDP, dijo sentirse irrespetada y desconsiderada por la encargada del departamento, quien desde su llegada ha fomentado un círculo toxico en infernal en el departamento de comunicaciones.
Dijo que, en el pasado lunes 11 de abril, ordenó retirar, de manera antojadiza y provocativa, el teléfono de escritorio que utiliza en el diario vivir para realizar su trabajo, “como queriéndome humillar y, al parecer, buscando una reacción de mi parte”.
Resaltó que ha trabajado con importantes y brillantes periodistas entre los que cita a Don Rafael Herrera, Rafael Molina Morillo, Francisco Comarazamy, Carmenchu Brusiloff, Mirka Morales, y doña Virginia Arredondo y otras tantas figuras, quienes la han tratado con el mayor respeto y consideración, y que hoy vive la triste experiencia de tratar con una persona sumamente negativa y tóxica, que no concibe otra relación laboral que no se fundamente en el maltrato y el abuso.
A continuación, la carta enviada a la ministra de la Mujer,
Señora Mayra Jiménez, ministra de la Mujer
Luego de un cordial saludos, me dirijo a usted para comunicarle mi dimisión como empleada de esta institución, debido al pésimo ambiente de trabajo en el Departamento de Comunicación, donde laboro, caracterizado por el irrespeto y la desconsideración de una directora que no sabe o no quiere actuar como orientadora o líder sino como preboste y cancerbera.
En casi 30 años de labor ininterrumpida en los medios de comunicación, donde me he granjeados el respeto, consideración y grandes amigos, jamás viví en una situación de tanta hostilidad como el tiempo que llevo bajo la subordinación de esta señora.
Así como la agradable experiencia de haber trabajado con personalidades del brillo profesional y la bonhomía de un Don Rafael Herrera, Rafael Molina Morillo, Francisco Comarazamy, Carmenchu Brusiloff, Mirka Morales, doña Virginia Arredondo y otras tantas figuras que brillan en el recuerdo y en los anales de la comunicación en la República Dominicana, he sufrido ahora la profunda desazón de tratar con una persona sumamente negativa y tóxica, que no concibe otra relación laboral que no se fundamente en el maltrato y el abuso.
Sus condiciones para tratar con otras personas dejan mucho que desear. Yo, por ejemplo, nunca en lo que llevo como profesional de la comunicación había visto una jefa dejando de hablarles a una subalterna, ni desarrollar de manera sistemática una línea de atropellos y provocaciones, como es el caso de la directora de Comunicación de este Ministerio de la Mujer.
Para muestra, el siguiente ejemplo: ayer ordenó retirar, de manera antojadiza y provocativa, como queriéndome humillar y, al parecer, buscando una reacción de mi parte, el teléfono de escritorio que utilizo en el diario vivir del trabajo.
Como creo merecer respeto en base a una trayectoria de trabajo de calidad, eficiencia y cumplimiento y afectada por un clima laboral hostil e incómodo, he optado por irme y se lo estoy comunicando.
Estoy plenamente segura de que muchas otras de las compañeras del Departamento de Comunicación desean hacer lo mismo para escapar del círculo tóxico e infernal creado por la encargada del Departamento. Probablemente no lo hacen por necesidad del empleo, pero abusar de circunstancias como esas y de su condición de jefa para avasallar y sojuzgar sus subordinados es lo que se llama una canallada de parte de quien lo haga.
Anexo a la presente comunicación estoy enviándole la comunicación que recibí por orden de la encargada de referencia. Sus términos sobran y bastan para definir con claridad los términos de la desfachatez, la desconsideración y el abuso Franco y abierto.
Sin otro particular, le saluda muy atentamente,
Siddy Roque