América Latina y el Caribe: desarrollo en retroceso

Juan Temístocles Montás

Se ha sostenido que el objetivo del desarrollo económico es lograr niveles de vida similares a los de los países más avanzados. Los umbrales basados en los ingresos relativos capturan qué tan lejos (o cerca) está una economía de alcanzar dicho objetivo.

Cuando se habla de umbrales basados en los ingresos relativos se refieren al PIB per cápita de un país con relación al propio de una economía avanzada, por lo general la economía de los Estados Unidos de América. En función de ese criterio, varios economistas clasifican los países del mundo en 5 grupos: aquellos con ingresos inferiores al 15% del ingreso de Estados Unidos; los que se encuentran entre el 15% y el 30%; aquellos entre el 30% y el 45%; aquellos entre 45% y 60%; y aquellos con ingresos superiores al 60%.

Este enfoque nos permite saber cuánto convergen los países entre sí, si es que convergen, así como la desigualdad entre países.

Utilizando la base de datos del Fondo Monetario Internacional, en 2022 en poder de paridad de compra encontramos que en América Latina y el Caribe, en el grupo de países con ingresos relativos inferior al 15% del de los Estados Unidos están Guatemala, El Salvador y Bolivia; son, en estos términos, los más rezagados. Asimismo, los que se encuentran entre el 15% y el 30%: Jamaica, Uruguay, Perú, México, Colombia, Brasil; y aquellos entre el 30% y el 45%: Uruguay, República Dominicana, Costa Rica, Chile y Argentina. Solo un país, Panamá, presenta ingresos comprendidos entre el 45 y 60%. Ningún país de Latinoamérica muestra ingresos superiores al 60% del PIB per cápita de los Estados Unidos.

Ver cuál ha sido el desempeño histórico de ese comportamiento da una idea de si los países latinoamericanos están inmersos en un proceso de convergencia con los Estados Unidos. En esta perspectiva, los resultados no son buenos. Solo tres países: Chile, Panamá y República Dominicana, muestran una cierta tendencia a la convergencia.

El ingreso relativo de Chile en 1980 era 27% del de los Estados Unidos; para 2022 había ascendido a 38.1%. Panamá, por su parte, tenía un ingreso relativo de 37.1% en 1980, y para 2022 llego a 48.9%. En cuanto a la República Dominicana, su ingreso relativo en 1980 fue de 19.3% y ascendió en 2022 a 31.6%.

Este desempeño convergente de los tres países referidos está asociado a los importantes niveles de crecimiento que registraron en las últimas cuatro décadas, que fue muy superior al de la economía de los Estados Unidos.

Preocupante resulta ver el desempeño de Argentina, Brasil, Bolivia, México, Paraguay, Perú, El Salvador, Guatemala y Jamaica. Todos esos países muestran una tendencia a la divergencia, ya que tienen hoy un ingreso relativo, con relación a los Estados Unidos, inferior al de 1980.

El caso de la Argentina llama especialmente la atención. En 1980, el ingreso relativo de ese país con relación a los Estados Unidos era 52%; en 2022 fue de 34.6%.

Por su parte, Brasil pasó de 32.8% en 1980 a 23.4% en 2022; en México, el ingreso relativo se redujo de 48% en 1980 a 29.8% en 2022. Aquí la tendencia ha sido a la divergencia.

En los casos de Colombia, Costa Rica y Uruguay el ingreso relativo con Estados Unidos de hoy es prácticamente igual al de 1980. En el caso de Colombia se pasó de 22.4% en 1980 a 23.6% en 2022; Costa Rica, por su parte paso de 32.2% en 1980 a 32.7% y; Uruguay se movió de 34.5% en 1980 a 35.7% en 2022.

Visto en términos de la región en su conjunto, América Latina y el Caribe tenía en 1980 un ingreso relativo equivalente al 37% del de los Estados Unidos, pero para 2022 se había reducido hasta un 24.3%; evidencia de que, en vez de convergencia, ha ocurrido lo contrario. Con ese comportamiento, no hay manera de que la aspiración de alcanzar los niveles de vida de los países más avanzados se esté dando en la región.

Conocido los umbrales, la pregunta que surge de inmediato es, qué tiempo tomaría a cada país cerrar la brecha del desarrollo.

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