Aporte patriótico del merengue en la historia dominicana
Por Euri Cabral
El merengue es la música y el baile que identifica a la República Dominicana. Como parte consustancial de la nacionalidad dominicana, el merengue ha estado presente de manera directa e indirecta en todos los procesos históricos importantes que ha vivido nuestra nación. Somos un pueblo lleno de heroísmo, lucha, entrega, sacrificio pero también de mucha música, de mucho merengue.
Esa presencia importante del merengue en la historia dominicana, le permitió romper el cerco social que le tendieron las clases dominantes desde sus inicios y recorrer una ruta permanente de éxitos y penetración en las grandes masas del pueblo, hasta alcanzar la categoría de ritmo nacional e internacional, sin perder su esencia como el género más popular de la nación.

El aporte patriótico del merengue se observa desde sus propios orígenes, pues si bien es cierto que no existe una fecha exacta ni un acontecimiento especifico que pueda determinar con exactitud su origen, no es menos cierto que una de las versiones que pretenden explicar su nacimiento se refiere a un hecho patriótico de gran significación en la lucha por la independencia nacional de 1844.
El merengue jugó un importante papel patriótico en medio de la intervención militar estadounidense de 1916. En ese momento, se readecuó para evitar que, en algún momento, las autoridades interventoras pudiesen haber dado la orden de que se ejecutaran los ritmos norteamericanos solamente y que la música nacional dominicana fuera desterrada de las fiestas tradicionales.
El dictador Rafael Leonidas Trujillo le dio la responsabilidad patriótica al maestro Luis Alberti de convertir al merengue en una música de salón. El maestro Alberti cumplió al pie de la letra el encargo del dictador: El merengue pasó de repente de ser un muchacho callejero de los barrios pobres a pasearse con donaire en todo el país. De esta manera, Trujillo convirtió el merengue en una música de Estado y en una parte importante del engranaje ideo-político con que mantuvo dominado el país. Independientemente del ropaje nefasto del trujillato, durante los treinta años de la dictadura el merengue jugó un papel nacionalista porque se mantuvo como uno de los símbolos mas importantes y representativos del sentir dominicano.

A raíz ajusticiamiento del dictador Trujillo, en mayo de 1961, el merengue vivió un momento difícil. En ese instante, la figura de Johnny Ventura, emerge como un bastión patriótico para enfrentar esta nueva oleada. Con Johnny el merengue empieza nuevamente a jugar un rol patriótico.
A finales de la década de los setenta, un nuevo fenómeno musical foráneo arrastra a la juventud dominicana, encarnado en parte por Jhon Travolta, Los Bee Gees y Michael Jackson. En ese momento surge otro líder merenguero que teniendo el ritmo nacional como vanguardia, va a enfrentar con éxito esta nueva penetración. Se trata de Wilfrido Vargas, que vendría a consolidar la presencia del merengue, poniéndolo a tono con la nueva situación que vivía la República Dominicana y el mundo.
A mediados de la década de los 80 entra a escena un músico que vendrá a significar una transformación radical del merengue y que llevara este ritmo a consolidarse como una música internacional. Se trata de Juan Luis Guerra y 4-40.
Con Juan Luis el valor de la patria, del merengue y el orgullo dominicano alcanzan dimensión universal.

En la década de los ochenta, el merengue sin perder su gran sentido patriótico como reforzador de la nacionalidad, se convirtió también en un medio de acumulación de capitales para muchos músicos, en una fuente importante de empleo para una gran parte de la población y asume un gran papel patriótico ante en la gran comunidad dominicana que se habían establecido en Nueva York y en otras ciudades norteamericanas y de otros continentes. De esta época dorada, se destacaron importante líderes merengueros que todavía conservan una gran vigencia y siguen jugando un papel patriótico, entre ellos, Fernando Villalona, Sergio Vargas, Milly Quezada, Los Hermanos Rosario, El Torito, Ramón Orlando, Kinito Méndez, Pochy Familia, Miriam Cruz, entre muchos otros.
Uno de los grandes aportes patrióticos del merengue está en haber mantenido unido a su patria a millones de dominicanos que emigraron a otras latitudes en búsqueda de mejores condiciones de vida, pero que jamás olvidaron que tienen una música que los identifica, los enorgullece y hace que nunca olviden el suelo donde nacieron ellos o sus padres.
El aporte patriótico del merengue ha estado presente en la toda la historia de nuestra nación. En el inicio de la República y sus luchas por consolidarse, en las Lucas por Restauración, en las luchas de finales del siglo XIX, en la primera intervención militar de Estados Unidos, durante el Trujillato, en el período de democratización de la nación, en la guerra de abril y en la segunda intervención militar de 1965, en la gran comunidad de compatriotas que viven en otras naciones; en todos esos procesos aportando un sentido patriótico con su ritmo, su alegría y su esperanza.
Y es que el merengue siempre será la patria dominicana cantada con decoro, con orgullo y con dignidad.
Euri Cabral
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