Arranca el crucial año preelectoral

César Pérez

Quiz la principal característica de este año preelectoral que iniciamos, con relación a los anteriores, es que tiene como contexto un sistema de partidos sin la estabilidad y fortaleza como el que por décadas tuvo el país, y sin señales de invertir su tendencia hacia la debilidad e inestabilidad. También, porque carece de esa carga emotiva que generaban anteriores procesos electorales, sobre todo el ultimo, que se desarrolló en medio del más dilatado movimiento de condena al continuismo y la corrupción.

Ninguno de dos partidos que, en términos electorales, son los principales e adversarios del Gobierno, hasta el momento no dan señales de poder crear un estado de generalizada subjetividad a su favor con capacidad de suceder al actual Gobierno. Los llamados alternativos no dan muestra inequívoca de superar sus problemas para definir una propuesta suficiente y sustantivamente alternativa. A pesar de esta circunstancia, no creo que el deseo de cambio en esta sociedad se haya extinguido. Todo lo contrario, este se manifiesta de diversas formas: en el deseo de que el brazo de la Justicia sea fortalecido y llegue a hasta los más encumbrados prevaricadores de la cosa pública.

Igualmente, en las luchas en defensa del medio ambiente, de los recursos naturales, del patrimonio público amenazado por el sector privado, por el reconocimiento del carácter laico del Estado y la separación de las esferas públicas y privadas, contra un crecimiento económico excluyente que crea nuevas formas de pobreza en los grandes centros urbanos, etc. Esas demandas no solo son de activistas y grupos políticos, sino también de sectores medios, productivos, de colectivos e individualidades de esferas eclesiales que se oponen al conservadurismo de algunos de sus altos dignatarios, en centros académicos y de peñas de amigos o profesionales, etc. Pero abruma la falta de una acción política articule esas luchas.

A pesar de eso, en diversas esferas de esta sociedad, incluyendo sectores del Gobierno, existe la percepción de una falta de norte, de esa subjetividad que produce el saber hacia dónde y con quienes debe dirigirse el destino de esta nación. Hay que ensayar nuevas vías para recuperar la subjetividad impulsando reformas tales como las políticas debatidas en el Consejo Económico y Social, las leyes de Seguridad Social, de Partidos, del Agua, el Código Penal con las tres causales.

También, un acuerdo público/privado sobre migración y mano de obra extranjera, sobre una Comisión de la Verdad Histórica y contra la impunidad, entre otras.

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