Artista español Suso33 pinta el crisol de Nueva York en un mural del Village
Nueva York, 22 dic (EFE).- El artista callejero español Suso33 ha pintado un mural en una esquina del barrio del Village neoyorquino en el que refleja de alguna manera «el crisol» de culturas e identidades de la ciudad de Nueva York, según comentó a Efe el artista.
Durante tres días, Suso33, todo un referente en el arte del grafiti, ha pintado con una docena de esprays de distintos colores un grupo de figuras de apariencia humana que parecen amontonarse sobre un fondo negro.
«Nueva York es un lugar único, por lo que representa para nuestra cultura, es el origen del grafiti, y aquí se pueden ver gentes de todas las culturas y colores, algunos ven en esta obra las banderas de sus países, otros ven otra cosa… en todo caso, Nueva York es como el gran árbol internacional de la cultura», explicó el artista.
El pintor ya estuvo Nueva York en 2019, donde comisarió la exposición «Art is not a crime», un homenaje al fotógrafo y antropólogo Henry Chalfant, cuya obra dignificó el arte callejero y al que se considera todo un símbolo en el mundo del grafiti y del hip-hop.
En aquella muestra, Suso33 trabó conocimiento con numerosos grafiteros contemporáneos, que el martes pasaron para saludarlo, como hizo el mismo Chaflant, y rendir así su particular homenaje y respeto a esta última obra del artista español, que se ubica entre la Primera Avenida y la Calle 7 neoyorquinas.
En esta ocasión, y con ayuda del Consulado de España, que eligió un muro «disponible» en el barrio bohemio del Village y consiguió todos los permisos para la intervención del artista, Suso33 viajó desde Madrid para llevar a cabo así su primer mural en la ciudad donde prácticamente nació el arte del grafiti.
Suso33 asume que el mural, por su propia naturaleza de «arte vivo», puede sufrir desde el primer momento intervenciones o ataques (o simplemente una pegada de carteles), pero su intención es pasar dos semanas en la ciudad y visitar su obra para ver cuál es su evolución y, al mismo tiempo, sentarse junto a ella y observar cuáles son las interacciones con los espectadores, sean vecinos del barrio o meros transeúntes.
Para el artista, hay un interesante debate sobre la perdurabilidad de la obra y la «propiedad», pues si bien el propietario del lugar es el dueño del edificio donde la obra se ubica, cada vez se comprende y asume más que la obra, más allá de consideraciones legales o de dinero, pertenece al artista que la ha elaborado.