Aumento de aranceles: impacto en la República Dominicana
Juan Ariel Jiménez
El gobierno estadounidense anunció recientemente uno de los mayores aumentos de aranceles en décadas. Los nuevos impuestos aplican a importaciones provenientes de todo el mundo, con algunas excepciones para México y Canadá, y varían entre un 10% y un 50%. Según la prestigiosa entidad especializada en impuestos Tax Foundation, esta medida elevaría el arancel promedio de las importaciones de Estados Unidos de 2.5% a 16.5%, el mayor salto desde 1937, por cierto antesala de la Segunda Guerra Mundial.
Y frente a eso, la pregunta es inevitable: ¿cómo impactará esto a la República Dominicana? La respuesta es clara: de manera negativa, y con fuerza.
Si ellos compran menos, nosotros vendemos menos
Cada vez que se suben aranceles, los productos importados se encarecen. Esto lleva a los consumidores y empresas estadounidenses a reducir sus compras desde el exterior. Y sí, eso nos incluye a nosotros. La Tax Foundation estima que las importaciones hacia Estados Unidos podrían caer un 25% en 2025.
Menos compras allá, significa menos exportaciones desde aquí. Y eso afecta directamente a nuestras zonas francas, pues el 77% de nuestras exportaciones de este regimen van hacia los Estados Unidos. También afecta nuestras industrias nacionales, las cuales destinan el 16% de sus exportaciones a Estados Unidos. Con esta fuerte dependencia de nuestro aparato exportador con el gigante norteamericano, es muy probable que cualquier disminución de las exportaciones repercuta negativamente en el crecimiento económico y el nivel de empleos.
Cuando la economía estadounidense se frena, a nosotros se nos frena todo
Estas medidas no solo afectan el comercio. También pueden debilitar la economía de Estados Unidos al punto de llevarla a una recesión. En este sentido, entidades financieras como J.P. Morgan ya estiman un 60% de probabilidad de que ocurra una caída en la economía norteamericana. Lo que es peor, como estas medidas también producirían inflación, Estados Unidos estaría experimentando debilidad económica con aumento de precios, un fenómeno poco común conocido como “estanflación”.
Y para la República Dominicana, todo eso sería sumamente preocupante. Porque cuando Estados Unidos se ralentiza, aquí no solo bajan las exportaciones: también caen las remesas, disminuye la llegada de turistas y se reducen las inversiones. Es como ese viejo refrán adaptado a la economía: cuando a Estados Unidos le da gripe, a nosotros nos da neumonía.
Si se desata una guerra comercial… eso nunca trae buenas noticias
China ya anunció sus propios aumentos arancelarios en respuesta. Europa está en proceso de hacer lo mismo. Si más países se suman, lo que tenemos en el horizonte es una guerra comercial a escala global. Y en ese contexto, la economía mundial se desacelera. Una economía mundial más débil significa menos turistas, menos exportaciones, menos inversión extranjera, ya no solo desde los Estados Unidos, sino desde el resto del mundo.
Por cierto, si miramos la historia, las guerras comerciales nunca han terminado bien en la historia. Pero dejemos eso hasta ahí.
¿Hay algo positivo en medio de todo esto?
Algunos efectos secundarios podrían beneficiarnos levemente. Por ejemplo, el precio del petróleo cayó unos 10 dólares en un solo día, y puede seguir cayendo en la medida que la economía global se debilite, lo que puede aliviar nuestra factura petrolera. Las tasas de interés internacionales podrían reducirse en respuesta a la desaceleración económica mundial, restando presión al tipo de cambio y permitiendo que en la República Dominicana disminuyamos las tasas de interés.
Por su parte, cuando el mundo tiene problemas, el precio del oro tiende a subir, lo que beneficia nuestro aparato exportador.
Todo lo anterior son pequeñas ventanas de oportunidad, pero no lo suficiente como para compensar el impacto negativo general.
¿Y qué tal el argumento de que solo nos subieron un 10%?
Hay quienes dicen que como a la República Dominicana solo le aplicaron un arancel del 10%, mientras que a países asiáticos les aplicaron más de un 30%, eso nos vuelve más competitivos. La idea suena atractiva: que empresas decidan mudarse de Asia a territorio dominicano. Pero hay que tener cuidado con el optimismo exagerado.
Las decisiones de inversión no se toman de un día para otro. Para que una empresa abandone un país y se mude a otro, necesita certezas a mediano y largo plazo. Y en este caso, las medidas arancelarias recién anunciadas podrían cambiar. Las elecciones de medio término en Estados Unidos son en 2026, y en caso de que los demócratas ganen mayoría en el Congreso, se podrían revertir estos aranceles. Incluso el propio gobierno actual podría modificar sus decisiones si el efecto económico es negativo.
Lo que sí podría ocurrir es que algunas empresas multinacionales con plantas tanto en República Dominicana como en países asiáticos —y que producen los mismos bienes— decidan, de forma provisional, aumentar su producción en la filial dominicana. Sin embargo, esto no es tan sencillo como parece. Para lograrlo se requiere ampliar la capacidad instalada, lo que implica construir nuevas naves industriales. Y ahí surge un obstáculo importante: los parques de zonas francas en el país ya operan con una ocupación cercana al 98%.
Conclusión: el panorama es retador, pero no
Lo que viene no será sencillo. Estamos entrando en un período de cambios repentinos, tensiones comerciales y potenciales conflictos geopolíticos. Para enfrentar los retos que nos esperan, necesitamos un liderazgo que combine responsabilidad, diálogo y capacidad de respuesta.
Este no es momento para dejarse arrastrar por el entusiasmo ingenuo, ese que prefiere los aplausos fáciles antes que las soluciones reales. Tampoco es momento para caer en el pesimismo estéril, ese que antepone el desgaste político del gobierno a los intereses del país. Hoy más que nunca, se impone la sensatez: poner al colectivo dominicano por encima de todo, aportar a la causa común y trabajar, cada quien desde su rol, por un país mejor.
Porque los países que mejor enfrentan las crisis no son los que tienen más suerte, sino los que se preparan mejor. Y este es el momento de prepararnos.
Listín Diario