¡Bien Luis por “alzar la voz” por Venezuela!
Manuel Quiterio Cedeño
Mi artículo de los viernes que escribí estaba dedicado a ofrecer mi opinión sobre algunos aspectos relevantes del comportamiento del sector turismo, sus éxitos e impacto en la economía en el 2024. Pero leí el discurso de Luis Abinader en el acto de ayer jueves en el Palacio Nacional, en el que justifica por qué en nombre de los dominicanos recibió a Edmundo González como presidente Electo de Venezuela. Eso me cambio de tema.
Dedico mi espacio a compartir el rechazo expresado hoy en nombre de los dominicanos a la odiosa dictadura militar que les ha arrebatado la libertad a los venezolanos, para la que el único respaldo encontrado en esta tierra ha sido de una “izquierda” disminuida a casi nada, que como siempre quema incienso en el altar de quienes en nombre del “socialismo” crean repudiables dictaduras.
Repito y hago míos los párrafos que explican y justifican la solidaridad con la libertad a la que tiene derecho el pueblo de Venezuela:
“Recordemos al patricio Juan Pablo Duarte Díez, quien encontró en Venezuela un hogar y un refugio, pero también un importante punto de apoyo para sus ideales emancipadores”.
“Recordemos al tío materno de Duarte, Mariano Díez, militar que luchó por la independencia de ambos países; al hijo de Mariano, primo hermano de nuestro padre fundador, Manuel Antonio Díez, que llegó a ser presidente interino de Venezuela en 1886”.
“Recordemos, además, al presidente venezolano, Juan Crisóstomo Falcón, de origen dominicano, quien como gobernante entre 1863 y 1868 apoyó decididamente a Duarte para que regresara al país a participar en la gesta restauradora”.
“Recordemos al mayor de los hermanos de Juan Pablo, Vicente Celestino, cuya descendencia perpetuó ese vínculo profundo y fraterno entre nuestros pueblos, y a través de quienes la sangre de Duarte corre hoy por venas venezolanas”.
“Recordemos la solidaridad de Rómulo Betancourt quien puso en riesgo su vida, suministrando armas y fondos para las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo contra la dictadura de Trujillo que conculcaba nuestra libertad”.
“Recordemos el contundente apoyo de Venezuela durante la transición democrática de nuestro país en 1978, realizando importantes gestiones internacionales para lograr transitar hacia a una democracia plena en nuestra República Dominicana”.
“Estos no solo son nombres ni hechos aislados. Son raíces entrelazadas que hoy nos sostienen y nos inspiran. Son testimonios vivos de una hermandad sellada en las páginas más luminosas de nuestra historia”. Porque los dominicanos “sabemos también que cuando un pueblo sufre, es deber de las naciones hermanas alzar la voz”. Los dominicanos amantes de la libertad y dispuestos a defender el espacio democrático que tenemos, imperfecto, pero funciona; y hemos construido con la lucha de generaciones y de líderes que nos inspiran como Juan Pablo Duarte, tenemos una deuda de solidaridad con la Patria de Bolívar. Nos corresponde devolver el apoyo recibido de los venezolanos.
Hay más que decir de la solidaridad venezolana. Por ejemplo, puedo hablar de familiares y amigos que emigraron a Venezuela en sus años de florecimiento económico aportado por la explotación de la riqueza petrolera y fueron acogidos. Pero hoy basta con repetir las palabras de Luis Abinader.
El Caribe