Bolsonaro apunta los últimos cartuchos de su campaña a la tierra de Lula

Brasilia, 27 sep (EFE).- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien aspira a ser reelegido el próximo domingo, quemó este martes algunos de los últimos cartuchos de su campaña en la tierra del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito en todos los sondeos.

En plena recta final para las elecciones, Bolsonaro se dirigió a Petrolina y Juazeiro, ciudades enclavadas en el corazón del noreste del país, una región en la que Lula tiene su mayor fortín electoral y donde el antiguo sindicalista nació hace 76 años.

El líder de la ultraderecha volvió a mostrar su innegable poder de convocatoria, movilizó a miles de personas, encabezó unas grandes caravanas de motos, se mezcló entre sus seguidores y hasta se montó en un cebú ataviado hasta en los cuernos con símbolos de su campaña, con los colores verde y amarillo de la bandera nacional.

«Nuestra bandera jamás será roja», corearon miles de personas en sendos actos, en los que Bolsonaro volcó su retórica anticomunista y exaltó los «valores conservadores» que defiende y resume en el lema que ha adoptado para esta campaña: «Dios, patria y familia».

También volvió a subrayar que su Gobierno «no admite discutir la legalización del aborto y las drogas y no admite la ideología de género», marcando así unas alegadas diferencias con Lula.

«Es todo lo contrario de lo que el ladrón quiere», declaró, pese a que el programa de Gobierno presentado por Lula no habla de aborto ni de drogas, aunque sí propone promover la igualdad de género.

UN FINAL DE CAMPAÑA CUESTA ARRIBA PARA BOLSONARO

Según una amplia encuesta divulgada este lunes, Lula concentra la mayor parte de sus apoyos en dos estratégicas regiones: su noreste natal y el sureste, que incluye a los estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Río de Janeiro, los tres mayores colegios electorales del país.

De acuerdo a ese sondeo, que coincide en líneas generales con otros, Lula tiene unas intenciones de voto del 45 % en el sureste, frente al 33 % que se le atribuye a Bolsonaro. Un cuadro muy similar al nacional.

En el noreste, donde el líder de la ultraderecha busca recortar diferencias en el tramo final de la campaña, la ventaja de Lula es mucho mayor.

Según esa última encuesta, el candidato progresista tiene un 62 % de las preferencias, en tanto que Bolsonaro suma un escaso 23 %.

La situación del actual mandatario tampoco es cómoda en la región sur del país, más desarrollada, con una numerosa clase media alta y que fue uno de sus bastiones en las elecciones de 2018.

Cuatro años después, Bolsonaro sigue al frente en el sur, con un 38 %, pero Lula se mantiene a un paso, con un 35 %.

LULA SIGUE SUMANDO APOYOS, PERO LE PREOCUPA LA POSIBLE ABSTENCIÓN

El líder progresista, cómodo en las encuestas, tuvo este martes un relajado encuentro con representantes del deporte, en el que la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, expresó su preocupación con una posible alta abstención el domingo.

«En estos cinco últimos días, tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para que las personas vayan a votar. El voto es nuestra principal arma para diferenciarnos de Bolsonaro», expresó Hoffmann.

En Brasil, el voto es obligatorio, pero aún así la abstención ha sido creciente en los últimos comicios y llegó a un máximo del 20 % en 2018, cuando Bolsonaro llevó a la ultraderecha al poder.

Según cálculos de la campaña de Lula, para que pueda superar el 50 % de los votos el próximo domingo e impedir una segunda vuelta, será necesaria una masiva asistencia del electorado.

Lula, quien desde hace una semana insta a los brasileños a votar, reiteró ese llamamiento en su cita con los deportistas, a los que pidió aumentar su participación en la política y, sobre todo, en la lucha contra los prejuicios raciales.

«Estamos viviendo una época de racismo, un racismo más violento que algún tiempo atrás», afirmó, para vincular ese fenómeno, en el caso de Brasil, al avance del bolsonarismo.

«No es posible, no es posible que aún haya gente queriendo construir una supremacía blanca» en Brasil, se quejó Lula, quien hizo alusión a un acto celebrado por Bolsonaro hace unas semanas, que ya había comparado con una «reunión del Ku Klux Klan».

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