Castillo defiende su gestión en Perú ante las crecientes amenazas de destitución

Lima, 10 nov (EFE).- El presidente de Perú, Pedro Castillo, sacó este miércoles pecho por la vacunación y la recuperación económica como sus grandes logros en sus primeros cien días en el poder, mientras la oposición eleva sus amenazas de destituirlo por haber interferido en los ascensos dentro de las Fuerzas Armadas.

En un discurso televisado a nivel nacional, Castillo ensalzó su gestión, marcada hasta ahora por los silencios, las ambigüedades y las contramarchas que han alimentado la voracidad de una oposición que controla el Parlamento con mayoría y cuyos sectores más extremistas no aceptan todavía los resultados electorales.

A esos sectores de ultraderecha, que este miércoles han convocado una manifestación en Lima para exigir su destitución, el mandatario se dirigió explícitamente para recriminarles su actitud.

«Con poca vergüenza un sector me dice que no he hecho nada, cuando ellos en 200 años se dedicaron a robarle a nuestro país y no hicieron nada por la patria. Hoy quieren que un campesino resuelva en 100 días los problemas del país», dijo Castillo.

«A mí nadie me pone la agenda. Yo no tengo jefes. Mi único jefe es el pueblo», agregó el gobernante tras enfatizar su Gobierno tiene «un rumbo claro».

No obstante, la trayectoria inicial de Castillo se ha caracterizado por constantes turbulencias, a veces creadas por él mismo como designar de asesor al exalcalde de Lima Ricardo Belmont, un octogenario que lanza en redes mensajes machistas, homófobos, xenófobos, antivacunas y negacionistas de la covid-19.

En solo 100 días ha cambiado a nueve ministros, tras divorciarse del marxista partido Perú Libre que le llevó a ganar las elecciones, para dar un giro más moderado a su gabinete.

SIN SUS MINISTROS MÁS CUESTIONADOS

Castillo eligió para dirigirse a la nación la plaza mayor de Huamanga, la capital de la sureña región de Ayacucho, la misma donde tres meses atrás protagonizó una ceremonia simbólica de asunción presidencial en la Pampa de Ayacucho, escenario de la histórica batalla que selló en 1824 la independencia de Sudamérica.

El mandatario estuvo acompañado de casi todos sus ministros, con los titulares de las carteras de Defensa, Walter Ayala; y de Transportes, Juan Francisco Silva, como las ausencias más destacadas al ser las dos figuras de su Gobierno más cuestionadas.

Allí, Castillo presumió del proceso de vacunación, algo que ya venía en marcha de la anterior administración del expresidente interino Francisco Sagasti, pero que con Castillo ha tomado velocidad de crucero.

«Cuando empezó el Gobierno del pueblo, solo habían vacunado al 15 % de la población. En 100 días, hemos vacunado casi al 60 % de la población objetivo. Estamos protegiendo la salud de los peruanos. Sin ello no será posible reactivar la economía y reencauzar la marcha del país», manifestó Castillo.

El gobernante peruano también se anotó a su favor la recuperación de la economía peruana, cuya proyección para 2021 es de un crecimiento en torno al 10,5 % que compensaría la recesión vivida el año anterior por la pandemia.

ASAMBLEA CONSTITUYENTE SIGUE EN HORIZONTE

Asimismo, el presidente reiteró su ambición de lograr una Asamblea Constituyente que reemplace la Constitución vigente desde 1993, tras el «autogolpe» de Estado del expresidente Alberto Fujimori, y de proveer de gas natural a todos los peruanos, al tiempo que se renegocian los contratos del yacimientos de Camisea.

Seguidamente, Castillo defendió el pedido de facultades remitido al Congreso para acometer una reforma tributaria que permitirá al Gobierno aumentar su recaudación en unos 12.000 millones de soles (unos 3.000 millones de dólares) «de las personas y empresas que más tienen, sin afectar a los emprendedores y la clase media».

Castillo también sorprendió al anunciar para diciembre una subida del 7,5 % del salario mínimo, que pasaría de 930 soles a 1.000 soles (de 231 a 250 dólares), así como la puesta en venta del avión presidencial, en un calco de la frustrada iniciativa de su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien aún no halla comprador para el suyo.

Otro anuncio inesperado fue un proyecto de ley para prohibir participen que cualquier acusado formalmente por la Fiscalía por corrupción participe como candidato en elecciones, sin necesidad de una condena vigente como sucede ahora.

HOSTILIDAD EN AUMENTO

Mientras, en Lima la oposición sigue exigiendo la salida de la cartera de Defensa de Walter Ayala tras haber presionado a los comandantes generales del Ejército y la Fuerza Aérea para ascender de manera indebida a militares cercanos al presidente.

Ayala, que compareció ante la comisión de Defensa del Congreso para ser cuestionado por este caso, aseguró que el presidente le ha dado su respaldo.

En las afueras del Parlamento, el excongresista derechista César Combina anunció una campaña para promover entre los partidos conservadores una moción para destituir a Castillo, justo horas antes de que se celebre en Lima una marcha para exigir la salida del presidente y el respeto a las Fuerzas Armadas.

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