Cifra de niños cruzando el Darién alcanza máximo histórico
BUCARAMANGA, Colombia, Oct 11 — Niños en brazos de sus padres, algunos de pocos meses de nacidos, se siguen enfrentando diariamente a la inhóspita selva del Darién, que separa a Colombia y Panamá. Entre enero y septiembre de 2021, la cifra de menores que arriesgaron su vida llegó a casi 19.000, su máximo histórico, según reveló el lunes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Menores y adultos que realizan el trayecto de más de una semana deben enfrentarse a los rigores de la selva, que incluyen insectos, animales salvajes, falta de agua potable y ríos caudalosos con crecientes súbitas, así como a peligrosos grupos ilegales y delincuentes.
Al menos uno de cada cinco migrantes que cruzan el Tapón del Darién son niños y la mitad de todos ellos tienen menos de 5 años, según detalló UNICEF en un comunicado.
Varias mujeres embarazadas, la mayoría haitianas, se alistan todos los días para cruzar el Darién en Necoclí, una pequeña localidad costera en el lado colombiano. Su determinación de migrar hacia Estados Unidos o Canadá para buscar un futuro prometedor es tal que están dispuestas a soportar una travesía que puede ser mortal.
De acuerdo con UNICEF, en 2021 se encontró sin vida a cinco niños, mientras que otros 150, entre ellos algunos recién nacidos, llegaron a Panamá sin sus padres.
Las crisis económicas en América Latina y las restricciones relacionadas con la pandemia del COVID-19 llevaron a más de 67.100 personas, la mayoría haitianas, a cruzar el Darién entre enero y agosto de este año, según el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
Los migrantes haitianos provienen en su mayoría de Chile y Brasil, donde se refugiaron después del terremoto que devastó a Haití en 2010, y muchos de los niños que emprenden el peligroso viaje nacieron en dichos países sudamericanos. Ahora, buscan llegar a Estados Unidos luego de atravesar una decena de países, a pesar de que miles de migrantes fueron deportados por el gobierno del presidente Joe Biden en las últimas semanas.
“El rápido crecimiento en la afluencia de niños rumbo al norte provenientes de Sudamérica debería ser tratado urgentemente como una grave crisis humanitaria por toda la región, más allá de Panamá”, dijo Jean Gough, director de UNICEF para América Latina y el Caribe, a través del comunicado.
El total de niños migrantes prácticamente triplica la suma de los últimos cinco años. El aumento ha sido progresivo: En 2017 se registraron 109 niños, y dos años más tarde la cifra se elevó a 3.956; en 2020 se registró un marcado descenso a 1.653 a causa de las restricciones derivadas de la pandemia, las cuales desaceleraron el flujo migratorio, sin lograr detenerlo.
UNICEF también advirtió que las niñas y adolescentes son especialmente vulnerables a la violencia sexual en la selva del Darién. Entre enero y septiembre de este año, se registraron 29 denuncias de abuso sexual durante el viaje.
“En lo profundo de la jungla, el robo, la violación y la trata de personas son tan peligrosos como los animales salvajes, los insectos y la falta de agua potable”, agregó Gough.
Los niños que sobreviven al Darién por lo general llegan a Panamá con enfermedades gastrointestinales, debido a la ingesta de agua sin tratar, o con padecimientos respiratorios tras pasar días enteros en la humedad de la selva, durmiendo a la intemperie y atravesar ríos. Del lado panameño, organizaciones como UNICEF les brindan servicios de salud y apoyo psicosocial.
Pese a las restricciones para cruzar la frontera con Estados Unidos, unos 20.000 migrantes esperan su turno en Necoclí para cruzar el Darién, algunos de ellos aguardan en hoteles o como huéspedes de los residentes del lugar, otros pasan la noche bajo las carpas instaladas en la playa.