Colombianos forman red para seducir, drogar y robar a víctimas en Santo Domingo

Santo Domingo, 3 de abril de 2025. – Cuatro ciudadanos colombianos, dos hombres y dos mujeres que además eran parejas sentimentales entre sí, han sido acusados formalmente por el Ministerio Público de integrar una estructura criminal dedicada a drogar y robar a sus víctimas en distintos sectores de Santo Domingo.

Los imputados son Nicolás Giraldo Murillo, Joseph Stiven Rodríguez Pérez, María Fernanda Jurado Martínez y Laura Valentina Mosquea Hernández. Todos fueron arrestados el pasado 29 de marzo y enfrentan una solicitud de medida de coerción bajo prisión preventiva, debido al riesgo de fuga y por formar, según la acusación, una “asociación de malhechores”.

Según el expediente presentado por el Ministerio Público, los cuatro acusados llegaron al país en la misma fecha y desde entonces convivían juntos como parejas. Las autoridades sostienen que actuaron de forma coordinada para ejecutar una serie de robos, utilizando el engaño, el uso de redes sociales y la administración de sustancias desconocidas para adormecer a sus víctimas.

Modus operandi: Tinder e Instagram como carnada

Las investigaciones revelan que las imputadas María Fernanda Jurado Martínez y Laura Valentina Mosquea Hernández conocieron a dos de sus víctimas, Ernest Miguel Soto Luna y Eloy Núñez Peña, a través de la aplicación de citas Tinder. Tras varios días de contacto e intercambio de teléfonos, las mujeres se encontraron con ellos el 24 de marzo en la residencia de Núñez Peña, en Santo Domingo, tras el regreso de las víctimas desde Casa de Campo, La Romana.

Esa noche, los cuatro compartieron en el área social de la torre residencial, consumiendo bebidas alcohólicas y comida. Luego bajaron al apartamento de Núñez Peña, donde los hombres perdieron el conocimiento. Despertaron dos días después, el 26 de marzo, en la clínica Abel González, adonde fueron llevados inconscientes por el hermano de Núñez Peña. A su regreso a casa, este último notó que le habían sustraído múltiples objetos de valor.

Entre los artículos robados se encuentran relojes Rolex, tarjetas bancarias, celulares, cadenas, anillos de oro, dinero en efectivo en pesos y dólares, así como una laptop.

Segundo caso, mismo patrón

Por su parte, Nicolás Giraldo Murillo y Joseph Stiven Rodríguez Pérez utilizaron una táctica similar para atrapar a sus víctimas: Augusto César Cabral y Anderson de la Cruz. El encuentro inicial ocurrió en un bar de la Zona Colonial, identificado como ESEDEKU, y posteriormente se extendió al entorno digital mediante Instagram.

Los hechos ocurrieron bajo un patrón repetido. Tras el contacto social inicial, las víctimas fueron drogadas con una sustancia aún no identificada. Cabral y De la Cruz despertaron confundidos en la residencia del primero, dándose cuenta de inmediato de que también les habían robado diversas pertenencias de alto valor.

Una banda bien organizada

De acuerdo con el Ministerio Público, los cuatro imputados operaban de forma sincronizada y planificada. “Conformaron un concierto de voluntades y asociación de malhechores para cometer robos en perjuicio de las víctimas”, indica el documento judicial. Además de compartir vínculos afectivos, convivían juntos y habrían llegado al país con el propósito de ejecutar estos actos delictivos.

La Fiscalía ha solicitado prisión preventiva al entender que los acusados no cuentan con arraigo suficiente en el país, lo que representa un alto riesgo de fuga y entorpecimiento del proceso judicial.

Las autoridades continúan profundizando en las investigaciones para determinar si existen otras víctimas o cómplices. Mientras tanto, el caso ha generado una fuerte reacción en la opinión pública, al evidenciar cómo redes sociales y plataformas digitales pueden ser utilizadas como herramientas para crímenes organizados que combinan seducción, drogas y robo.

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