Con la inflación, el gobierno debe cuidar el bolsillo de la gente
Mientras los bolsillos de la gente, sin importar el nivel de ingreso, esté siendo afectado por el aumento de los precios, en forma paralela, la preocupación, la pérdida de confianza y el descontento social irá en crecimiento y lo será aun más, mientras los ingresos sean menores para aquellos segmentos poblacionales que no tienen rejuego para mitigar los impactos negativos, a no ser que sea a través de un menor consumo y una merma en su nivel y calidad de vida.
La inflación acumulada, es como la edad de una persona, nunca nadie cumple menos año. Con cada fecha de cumpleaños se le adiciona uno más a los que ya tenemos, de igual manera le pasa a la inflación, a la del 2021, que fue de un 8.5 %, se le agrega -para no irnos tan lejos-, la del 2020 que registró un 5.5 %, acumulando en tan solo dos años un 14.0 %. Entonces lo peor de la inflación del 2021 no es que fuera de un 8.5 %, sino que se le sumara a la producida en años anteriores, haciendo de los presupuestos familiares cada vez menos sostenibles.
En el país las autoridades y muchos otros, celebraron el alto crecimiento económico del 2021, de alrededor de un 12.0 %, pero muy probablemente esa algarabía no se mantendrá durante el 2022, al aumento no ser sostenible, primero, porque el efecto rebote estadístico desaparecerá, dado que el año de comparación no estará deprimido, y segundo, el consumo de venganza desaparecerá o será mucho menor, porque los ciudadanos pudieron hacer lo que no habían podido realizar, ocasionado por el tema de las medidas restrictivas.
El crecimiento de la economía en el 2021, por encima del potencial, trajo efectos colaterales negativos, como el aumento de la inflación sobre el techo superior del rango meta, que era de un 5.0 %, promovida por factores externos e internos. En lo local, destaco el aumento de la demanda y la base monetaria, manifestada por el mantenimiento de la expansión del dinero.
La inflación del 2021, que en principio las autoridades oficiales y varios organismos internacionales estimaban seria transitoria, resultó no serlo y ha llegado para mantenerse, al menos hasta la primera mitad del 2022, con el agravante de que, la persistencia de la inflación crea mayores expectativas de incrementos de precios, generando un círculo pernicioso de más inflación.
Los agentes económicos y la población en general, al tener mayores expectativas de incrementos de precios en el futuro inmediato, pueden terminar perdiendo la confianza de que su dinero de hoy no valdrá igual mañana, aumentado el consumo que provoca exceso de demanda o la conversión a dólares y eso no le conviene a la estabilidad ni al crecimiento económico.
Casi durante todo el 2021 la poca acción para combatir la inflación perjudicó el cumplimiento de la meta y no se dieron cuenta que estaban durmiendo con el principal enemigo que tiene la gente y en la mayoría de las veces, también de la economía y ahora que quedó demostrado que no tiene carácter transitorio, ha pasado a ser la principal amenaza de riesgos que tiene el país. Un poco tarde comenzaron a elevar la tasa de política monetariam llevándola en la actualidad a un 5.0 %.
Una mayor expectativa sobre la inflación para el 2022, queda alimentada por factores reales, como el aumento del precio del petróleo, que ha subido del primero al 31 de enero un 14.8 % y el que a su vez ha propiciado una elevación del precio de los distintos tipos de combustibles hasta en RD$ 13.0 en lo que va de año, la continuación de las dificultades en la cadena de suministros internacionales y los desequilibrios entre la oferta y demanda de la economía mundial.
De continuar y mantenerse la inflación internacional y nacional en una buena parte del presente año, el incremento de los precios puede ser un obstáculo a la estimación del crecimiento económico, haciendo que la economía, luego de ponerse de pie en el 2021, quede impedida de caminar hacia la expansión, como se quiere y proyecta al cierre del 2022, que sería de un 5.5 %.
De igual manera, de mantenerse la inflación mundial hacia el alza, como lo han pronosticado distintos organismos internacionales, tal es el caso del Fondo Monetario Internacional, que la ha situado en un 3.9 % para las economías desarrolladas y de un 5.9 % para las emergentes y en vía de desarrollo, así como, la inflación en los Estados Unidos de un 7.0 % en el 2021 -la más alta en las últimas cuatro décadas-, empuja a la Reserva Federal (FED) de ese país, a subir su tasa de interés, como ya lo ha anticipado.
El incremento de la tasa de interés de la FED, puede tener repercusiones en la economía mundial, al presionar la tasa de interés de otros importantes bancos centrales en el mundo, a que los precios de las materias primas de los países emergentes se reduzcan en los mercados internacionales, quitándole ingresos en dólares a esas economías, a encarecer el financiamiento de las economías que necesitan endeudarse y también, a la salida de capitales en América Latina, en procura de mayor retorno con los bonos del Tesoro de los Estados Unidos.
El tema del incremento de los precios al consumidor siempre ha sido un problema muy serio para los ciudadanos, pese a ello, a veces los gobiernos juegan con la propagación de la inflación momentánea, cuando su interés coyuntural es el del aumento en la tasa de crecimiento de la economía, que pudo ser el caso del 2021 en la economía dominicana.
Ante un panorama como el descrito en términos de la inflación, el gobierno dominicano debe cuidar los bolsillos de los ciudadanos, especialmente de la gente de menores ingresos, que son la mayoría del país, tomando medidas para detener o mitigar el incremento de los precios, que ha pasado a ser en lo inmediato, el mayor riesgo que tiene la economía de los hogares del país y de la economía en su conjunto.
La inacción gubernamental o falta de un plan para detener y mitigar el aumento de la inflación, sería peor que el mismo incremento de los precios. Las autoridades deben sacrificar algunos indicadores económicos a favor de detener la inflación del 2022, en particular en materia de gasto público, focalizando y priorizando el gasto social, sacrificar ingresos fiscales para reducir costos, fomentar la producción local, en particular, la de menor componente importado, ajustar al nivel que sea necesario la tasa de interés monetaria del Banco Central para reducir la demanda interna.
Las circunstancias de hoy deben indicarle a las autoridades, que el mayor interés debe estar enfocado en proteger a la población del fenómeno de la inflación, que es el que afecta directamente y puede ser el detonante de presiones sociales validas, en especial, en un escenario como el que se encuentra la economía, en la que se ha recuperado el empleo y el crecimiento, saliendo de la fase recesiva y los ciudadanos tienden a perder el miedo, neutralizado por la magnitud de los embates no provocados por las políticas de los gobiernos.