Congreso brasileño anula decreto presidencial sobre impuesto financiero y deja en evidencia fragilidad de la coalición de Lula
Brasilia, 26 de junio de 2025 – En un hecho legislativo sin precedentes en más de tres décadas, el Congreso Nacional de Brasil aprobó este miércoles la anulación de un decreto presidencial que incrementaba el Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF), propinando así un significativo revés político al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La decisión, apoyada por parlamentarios de partidos aliados del Gobierno, evidencia las tensiones internas de una coalición oficialista fragmentada y la creciente presión sobre el Ejecutivo en medio de una crisis fiscal y de popularidad.
La votación en la Cámara de Diputados se resolvió con una abrumadora mayoría de 383 votos contra 98, mientras que el Senado refrendó la medida horas más tarde. Es la primera vez desde 1992 que ambas cámaras del Legislativo anulan un decreto emitido por el Poder Ejecutivo, un episodio que revela el grado de debilitamiento político del presidente Lula, en su tercer mandato al frente del país.
El decreto en cuestión proponía un aumento del IOF sobre transacciones financieras tales como operaciones de crédito, cambios de divisas y aportes a fondos de pensiones privadas, con la finalidad de incrementar la recaudación estatal entre 10 000 y 12 000 millones de reales (aproximadamente 1 800 millones de dólares). Estos ingresos eran considerados vitales por el Gobierno para mantener programas sociales y cumplir con los objetivos fiscales establecidos por la nueva legislación de responsabilidad fiscal.
No obstante, la medida enfrentó una fuerte resistencia legislativa. De manera sorpresiva, y en plena celebración de las fiestas de San Juan —cuando la actividad parlamentaria suele disminuir—, la Cámara de Diputados convocó una sesión para someter a votación el decreto. Más del 60 % de los votos en contra provinieron de partidos con representación ministerial en el Gabinete de Lula, lo que pone en tela de juicio la eficacia de la estrategia de coalición y reparto de poder del Ejecutivo.
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, expresó públicamente su desconcierto ante el desenlace parlamentario. “Hace tres semanas nos reunimos con los líderes del Congreso y salimos convencidos de que había un acuerdo político.
No entiendo qué cambió desde entonces”, declaró. El Gobierno no descarta recurrir al Supremo Tribunal Federal para revisar la legalidad de la decisión legislativa.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, justificó la votación como un mensaje claro de la ciudadanía frente a la carga impositiva. “Este resultado es un recado de la sociedad brasileña: el país no soporta más aumentos de impuestos”, escribió en la red social X (antes Twitter).
Este episodio parlamentario tiene lugar en un contexto de creciente desgaste de la imagen presidencial. Según la más reciente encuesta de Datafolha, publicada este mes, un 50 % de los brasileños desaprueba la gestión del gobierno.
Además, el porcentaje de personas que considera al presidente Lula como “malo o muy malo” ha aumentado hasta el 40 %, mientras que solo un 28 % califica su desempeño como “bueno o muy bueno”. Este desapego se ha extendido incluso a bastiones históricos del Partido de los Trabajadores (PT), lo que preocupa a los estrategas del oficialismo de cara a las elecciones de 2026.
Analistas políticos coinciden en que esta derrota legislativa es también una respuesta del Congreso al recorte de las denominadas “enmiendas parlamentarias”, recursos presupuestarios asignados a diputados y senadores para la realización de obras y proyectos en sus regiones, mecanismo clave para el sostenimiento de alianzas políticas en el sistema brasileño.
En el ámbito internacional, el Gobierno enfrenta incertidumbre respecto a la próxima cumbre del bloque BRICS, programada en Río de Janeiro. La participación del presidente chino, Xi Jinping, aún no ha sido confirmada, y se espera la ausencia del mandatario ruso, Vladímir Putin, debido a la orden de arresto internacional que pesa sobre él. A pesar de estos contratiempos, Lula ha mantenido una agenda exterior activa, participando recientemente en la cumbre del G-20 en Canadá y con próximas reuniones en el marco del Mercosur.
Con esta derrota parlamentaria, el Gobierno federal se ve obligado a reconsiderar sus planes fiscales, ya que sin los ingresos previstos por el incremento del IOF, podrían verse afectadas partidas clave del gasto público.
Lula y su equipo económico deberán ahora explorar alternativas que incluyan nuevos ajustes presupuestarios o fórmulas legislativas que logren concitar un mayor respaldo político.
Este episodio no solo evidencia la fragilidad de la actual coalición gubernamental, sino que plantea interrogantes sobre la capacidad de articulación del Poder Ejecutivo para avanzar en su agenda en un Congreso cada vez más autónomo y desafiante. La resolución de este impasse será determinante para el curso político y económico del país en lo que resta de mandato.