Costa Este y su infraestructura regional de agua
Por Juan Llado

El mapa de presión hídrica revela las zonas más vulnerables de la Costa Este, donde el crecimiento turístico y el cambio climático amenazan la sostenibilidad del recurso.
Los dos más grandes reservorios de agua dulce del planeta existen debajo del desierto del Sahara y del suelo del océano Atlántico. El otro gran reservorio es el lago Baikal de Siberia, el cual tiene 600 kilómetros de longitud. Sin embargo, con eso no se puede contar por ahora para satisfacer la creciente demanda del preciado líquido, y algunos analistas predicen que en el futuro se producirán guerras por el control del agua. Ese trasfondo planetario no aplica hasta ahora a la situación de ese recurso en nuestra Costa Este. Pero hay señales de que el creciente alojamiento turístico en esa región provocará en el mediano plazo un estrés hídrico que podría restar competitividad a nuestro producto turístico. A continuación, se reseña la problemática actual con la ayuda de la IA.
Aunque el estrés hídrico de la Costa Este está diagnosticado como moderado, la demanda de agua de la región ha estado creciendo y se proyecta en un curso ascendente. Los culpables son factores tales como la actividad turística, la urbanización, el deterioro de la infraestructura hídrica y la falta de un adecuado desarrollo de fuentes y sistemas de almacenamiento. De particular gravedad es la dependencia de los hoteles de un campo de pozos donde se succiona el agua del acuífero. Eso ha estado ocasionando una intrusión salina de consideración, habiéndose detectado a más de 12 kilómetros de la costa. Las sequías prolongadas producto del cambio climático son otro factor agravante. De ahí que tanto el turismo como la agricultura de la región estén amenazados.
El INDHRI estima que un turista consume tres veces más agua que un nacional. Esto se debe a que los turistas suelen utilizar más agua en hoteles, piscinas y otras actividades recreativas que un ciudadano común. Por eso se puede deducir que, junto a la demanda de agua de los que viven en la zona, habrá un incremento importante de la demanda en el mediano plazo. Con un inventario base de 50,046 habitaciones hoteleras actualmente, en los próximos diez años se abrirán en el polo otras 18,000, siendo esta una proyección conservadora. Pero a eso hay que añadir una proyección de las habitaciones no hoteleras de renta corta –unas 8,300 actualmente– y el consumo de las viviendas y edificios empresariales que se construirán en ese periodo. Por supuesto, la mayor proporción de la demanda provendrá de los establecimientos turísticos.
En la Costa Este en particular, eso se añade a la elaboración de un plan de ordenamiento territorial en curso para el Distrito Municipal de Verón-Punta Cana.
Actualmente, la zona de Bávaro-Punta Cana no depende exclusivamente del campo de pozos de los hoteles. También hay plantas de tratamiento y reuso de agua situadas en los mismos hoteles, algunas soluciones a pequeña escala de desalinización por ósmosis y el suministro por contrato a ciertos clientes de parte de algunos operadores. Por suerte, el pasado mes de marzo, el gobierno anunció “que INAPA va a incluir la provincia de La Altagracia (por tanto, Higüey) en inversiones grandes de agua potable como parte de un programa amplio financiado por el BID”. Se ha reportado en los medios que INAPA, como parte de ese programa, contempla una solución integral para la Costa Este. “El objetivo declarado es garantizar un suministro seguro y crear una infraestructura regional que soporte el turismo y poblaciones cercanas.” La intervención será parte de un amplio programa de saneamiento para ciudades turísticas y costeras. El programa incluirá el alcantarillado de Higuey y el desarrollo, junto a otras instituciones, de un “Acueducto del Polo Turístico Bávaro-Punta Cana”.
En el 2021, “INAPA inició una intervención de las fuentes de abastecimiento del acueducto de Higüey para aumentar la producción de 350 a 750 litros por segundo, con una inversión de unos RD$50 millones. Esto incluye obras en la toma del río Sanate, estaciones de bombeo, rehabilitación del campo de pozos La Matilla, construcción de nuevos pozos, etc.” Pero para la creación de esa infraestructura regional, la IA reporta que existen propuestas y alternativas técnicas que aparecen en los documentos oficiales. “Entre las alternativas evaluadas se citan: (a) desalinizadoras (ósmosis inversa/nanofiltración) combinadas con pozos de alimentación, (b) ampliación/modernización de redes y estaciones de bombeo y (c) reúso de aguas tratadas para riego, limpieza y usos de procesos hoteleros. Los estudios también consideran soluciones híbridas para reducir la extracción de acuíferos costeros y mejorar la resiliencia frente a sequías y salinización”.
Construcción de presas
Por otro lado, circulan rumores de que el gobierno se abocará a la construcción de dos presas en la región, pero eso no se ha confirmado. “La provincia (La Altagracia) y la cuenca oriental tienen ríos relevantes como Yuma, Sanate, Chavón, Duey, Maimón, Anamuya, Yonu, etc. En los análisis técnicos se ha mencionado, como opción, el aprovechamiento de cuencas interconectadas (Sanate–Chavón–Soco) mediante obras de regulación (presas/embalses) para almacenar agua dulce. Sin embargo, las propuestas de infraestructura fluvial deben sopesarse con estudios de impacto ambiental, gobernanza de cuencas y costo-beneficio.” En su proyecto de manejo de la cuenca del río Yuna, el BID favorece que las soluciones contemplen además “soluciones basadas en la naturaleza y en la resiliencia climática para asegurar recursos hídricos sostenibles”.
Naturalmente, el esfuerzo gubernamental para enfrentar la problemática del agotamiento y salinización del acuífero deberá ser bien coordinado con los hoteleros. De especial atención deberá ser el impacto ambiental de todas las intervenciones. La IA recomienda que se debe priorizar un enfoque mixto que incluya la reducción de la demanda (con eficiencia y reuso) y la incorporación de fuentes alternativas como la desalinización centralizada o compartida, incluyendo la posibilidad de una planta desalinizadora regional. El BID también recomienda implementar un plan de gestión de cuenca y monitoreo (caudales, calidad, salinización) antes de decidir grandes embalses, privilegiando soluciones basadas en la naturaleza.
Con una inversión total estimada en US$1,000 millones, el programa del INAPA implica una mejoría significativa en materia de saneamiento y agua en nuestros polos turísticos, lo cual significará una mejora muy significativa de nuestro producto turístico. En la Costa Este en particular, eso se añade a la elaboración de un plan de ordenamiento territorial en curso para el Distrito Municipal de Verón-Punta Cana. Lo faltante es un plan de desarrollo urbano para atender los requisitos de ornato, paisaje, mobiliario y embellecimiento del polo. Con ese trípode de intervenciones podremos consolidar la competitividad de nuestro principal polo turístico.
Acento