Crisis de gas sacude a Venezuela tras ruptura con Trinidad y Tobago en medio de tensiones con EE. UU.

Caracas, 29 oct. – La suspensión del acuerdo de cooperación energética entre Venezuela y Trinidad y Tobago, ordenada por el gobierno de Nicolás Maduro tras el arribo de buques de guerra estadounidenses a Puerto España, agrava la ya profunda crisis de gas que enfrenta el país suramericano y deja en vilo importantes proyectos binacionales.

El exviceministro de Energía y Petróleo de Venezuela, Evanan Romero, advirtió que, aunque ambos países salen perjudicados, “Trinidad es la más afectada” por la ruptura del acuerdo. En declaraciones al programa La Tarde de NTN24, Romero aseguró que “Venezuela tiene una crisis muy grande en materia de suministro de gas, pero no es del tamaño de la que tiene Trinidad”.

El exfuncionario explicó que la escasez de gas en el país caribeño, sumada al alto costo de extracción en aguas profundas, limita su capacidad para sostener una industria rentable basada en el gas natural. “No tienen un modelo sostenible, dependen de acuerdos como el que acaban de perder”, añadió.

El rompimiento del acuerdo ocurre en un contexto de creciente tensión regional. El buque militar estadounidense USS Gravely (DDG-107) atracó recientemente en el puerto de Puerto España como parte de una operación antidrogas en el Caribe, que según el gobierno venezolano busca debilitar al régimen de Maduro bajo el argumento de combatir el presunto “Cartel de los Soles”.

Ante este despliegue, calificado por Caracas como una “provocación imperialista”, el chavismo ordenó la suspensión inmediata del Acuerdo de Marco y Cooperación Energética con Trinidad y Tobago, afectando proyectos clave de explotación y exportación de gas.

Pese a la gravedad de la situación, Romero sostiene que el problema venezolano tiene solución. “Se trata de fugas provocadas por los errores de estatización y expropiaciones de Chávez en 2011, especialmente en el norte de Monagas. Pero ya tenemos planes concretos para remediar esas fugas con apoyo del Banco Mundial y de la Unión Europea, en un eventual gobierno liderado por María Corina Machado”, aseguró.

El petróleo sigue fluyendo, entre sanciones y «barcos fantasmas»

Mientras se intensifica la tensión en el Caribe, el petróleo venezolano sigue fluyendo. A pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos desde 2019, la estatal PDVSA ha logrado mantener —e incluso incrementar— su producción, que supera el millón de barriles diarios, según datos recientes de la OPEP. La mayor parte de ese crudo se dirige hacia China, mediante ventas con descuentos que oscilan entre el 10 y el 20 %, según expertos del sector.

“El negocio no se ha detenido”, afirmó una fuente del sector a la agencia AFP. “Los buques fantasmas (‘shadow tankers’) siguen operando, incluso aquellos sancionados. Washington no bloquea porque implicaría confrontar a terceros países involucrados en el comercio del crudo venezolano”.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez celebró recientemente un aumento del 16 % en la actividad petrolera, gracias a ciertas exenciones otorgadas por EE. UU. a empresas como Chevron, que mantienen operaciones activas en el país.

Entre amenazas, sanciones y un posible cambio de escenario

Los movimientos militares estadounidenses y el aumento de la presión sobre el gobierno venezolano han dado lugar a múltiples hipótesis: desde una intervención militar directa hasta una salida negociada que permita mantener el suministro de crudo sin desestabilizar la región.

“Trump no necesita obligatoriamente que Maduro se vaya. Lo que quiere es petróleo, repatriar migrantes y sacar a los chinos del área”, señaló una fuente diplomática cercana a las negociaciones. Sin embargo, analistas como Elías Ferrer consideran que es factible que EE. UU. continúe otorgando licencias a petroleras mientras mantiene sanciones en otros sectores.

Para Romero, lo crucial es trazar una hoja de ruta energética seria y con respaldo internacional. “Venezuela necesita apoyo externo para reparar su sistema gasífero, pero con un nuevo liderazgo es completamente viable. No es un problema estructural insalvable, es una consecuencia de políticas erradas que pueden corregirse”, concluyó.

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