Crisis de Haití: ¿Qué debemos hacer?

Por José Lois Malkún

Invadir, imposible, sería catastrófico. Expulsar a todos los indocumentados, imposible, porque siempre entran otros nuevos. Conversaciones bilaterales, imposible, porque no hay interlocutores válidos. Pedir ayuda a otros países y organizaciones, es posible, pero imposible de que se logre algo. Evitar que las bandas tomen el poder tarde o temprano, imposible porque no hay condiciones para impedirlo. Relacionarnos con un país en manos de terrorista, imposible ya que sería contra toda lógica. Hacer planes para unificar criterios sobre la estrategia con Haití, imposible porque siempre habrá voces disidentes y una iglesia que no perdona las “injusticias”, aunque estée en juego nuestra soberanía.

En conclusión, la crisis de Haití está llena de imposibles. Solo nos queda asegurar la frontera y sellarla de punta a punta lo más pronto posible sin dejar brechas para el cruce ilegal. Aplicarle fuerte sanciones a los traficantes que facilitan la entrada de ilegales desde Haití y meterle al menos 20 años de prisión. Dejar abierta las puertas del comercio para que la población haitiana, que no es culpable de su desgracia, tenga acceso a los alimentos básicos para no morir de hambre. Y seguir exigiéndole a la comunidad internación que deje de lado su indiferencia y actúe con responsabilidad para intervenir y acabar con esa guerra fratricida.

Es refrescante y alentador para la democracia dominicana ver al presidente Luis Abanador reuniéndose con los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina para analar la crisis de Haití.

Y la dimensión de este encuentro se ha extendido hasta el Consejo Económico y Social (CES), que habilitó seis mesas temáticas del «Diálogo sobre la crisis haitiana y sus implicaciones para República Dominicana», como fue acordado por los citados líderes políticos

El CES puso en funcionamiento los seis temas de discusión: migración; comercio bilateral; desarrollo de comunidades fronterizas; seguridad nacional; relaciones internacionales y asuntos laborales.

Este encomiable esfuerzo tiene un solo problema. No hay interlocutores al otro lado de la frontera y lo que decidamos en estas reuniones se queda en familia. Lo positivo es que las provincias fronterizas podrían beneficiarse de los resultados de estas reuniones y recomendaciones que destacan la necesidad de invertir más en infraestructura, salud, educación, facilidades fiscales para la instalación de micro y pequeñas empresas y una logística que mejore el comercio de bienes reduciendo la informalidad y el contrabando.

Igualmente, el gobierno seguirá con las deportaciones de ilegales, el fortalecimiento de la frontera incluyendo la construcción del muro y penalizaciones fuertes a los que se dedican al contrabando de armas, drogas y personas.

Acento

Comentarios
Difundelo