¿Cuál es la razón del odio entre Irán e Israel?

Alfredo de la Cruz

Lo que ha empezado en Oriente Medio estos días es una guerra abierta y total entre la República Islámica de Irán y el Estado de Israel, dos actores que llevan años combatiéndose de manera indirecta, sin salir del campo de la advertencia. Si se quiere, de una manera simbólica. Sin embargo, este ataque a Irán que realizó el gobierno de Israel el pasado viernes en la madrugada, no es una un mensaje de advertencia, no es un simbolismo, es lo que podríamos llamar un ataque de devastador que abre la puerta a una guerra total.

Una pregunta que me han hecho mucho estos días es que ¿cuándo y cómo empezó este conflicto entre la República Islámica de Irán y el Estado de Israel?

En verdad este conflicto empezó por el año de 1979, cuando es derrocado el gobierno del sha Mohamed Reza Palevi por una revolución religiosa que desde el exilio en Francia, lideraba el ayatolá Ruhollah Jomeini. El ayatolá Jomeini tomó el poder y creó una teocracia chiita que en la actualidad gobierna en Irán, teniendo como su sucesor, al ayatolá, Ali Jamenei. En aquel entonces, desde que el ayatolá Ruhollah Jomeini toma el poder, se planteó como objetivo eliminar al Estado de Israel de la faz de la tierra, desaparecer a Israel de aquel espacio geográfico porque lo consideraba una afrenta al mundo del islam, y que antes había sido un objetivo de los Estados vecinos de Israel.

Cuando David Ben Gurión crea el Estado de Israel en 1948, estalló la primera guerra de los árabes contra Israel, lo invadieron para destruirlo, al no estar de acuerdo con la existencia del mismo. Después vendría la guerra del año 1967. Además, la de 1973. Luego no hubo más guerra. Porque los árabes no pudieron vencer a Israel, no pudieron destruir a Israel, que era su objetivo jurado. Desde entonces, el desafío lo asumió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que lideraba Yasir Abdel Arafat, manteniendo bastante ocupados a las autoridades del gobierno de Israel, con atentados, asesinatos y otros actos extremistas por unos cuantos años.

Sin embargo, con las la negociaciones de Oslo de 1990, la OLP dejó las armas y aceptó la existencia del Estado de Israel, y allí nació la Autoridad Nacional Palestina (ANP), esa que hoy el gobierno israelí que preside Benjamín Netanyahu quiere hacer desaparecer. Desde entonces, los ayatolás asumieron ser el enemigo de Israel, por aquel juramento del ayatolá Jomeini, en 1979 de desaparecer al Estado de Israel.

La guerra empezó entonces, de manera indirecta, con el esquema conformado por el jefe de la fuerza Quds, el general Qasem Soleimani que dirigió está la fuerza élite hasta su muerte, ocurrida el 2020, al final de la primera presidencia de Donald Trump, cuando estando en Irak se dirigía al aeropuerto de Bagdad y fue asesinado por un dron de los Estados Unidos.

Pues, el general Soleimani creó un dispositivo con proxis (organizaciones militarizadas que responden a un Estado que está en otro territorio) conformando el llamado eje de la resistencia, con las milicias alauitas en Siria, las milicias chiitas en Irak, las milicias de Hezbolá en el Líbano, las milicias chiitas zaydí hutíes en Yemen y Hamas en la franja de Gaza. Con estas milicias, Irán le hacía la guerra a Israel, nunca de manera directa y frontal.

Incluso, los choques directos de los pasados meses fueron mensajes bélicos, más bien de advertencia. Cuando a principios de abril de 2024, Israel bombardeó una edificación contigua al consulado de Irán en Damasco, donde murieron dieciséis personas, incluidos dos civiles y varios militares de alto rango, entre ellos, el general Mohamed Reza Zahedi, uno de los altos comandantes de la Guardia Revolucionaria, en represalia, Irán lanzó un ataque contra el Estado de Israel, utilizando más de 320 drones y misiles, en lo que denominó: Operación Promesa Verdadera. El primer ataque directo de Irán desde que empezó su rivalidad con Israel en 1979. Pero, a manera general, eso no fue más que un mensaje de advertencia, un mensaje más bien simbólico.

Empero, lo que ha ocurrido ahora, este pasado viernes es algo diferente. Es lo que podríamos llamar una guerra de devastación, con lo cual Israel busca eliminar de una vez y por toda el programa nuclear del gobierno iraní. Una guerra que en realidad se dará dependiendo de lo que el régimen de los ayatolás considere dar por respuesta, porque ha sido un golpe descomunal que dejó en evidencia, la infiltración de los servicios de inteligencia de Israel, dentro del mismo gobierno de Irán. Antes esta infiltración había quedado expuesta también, cuando en meses pasados el Mosad eliminó al líder político de Hamas, Ismail Haniye, que vivía en Doha en Qatar y acudió a la toma de posesión del nuevo presidente Masoud Pezeshkian, siendo asesinado en las narices de las autoridades iraníes.

También vimos aquella operación de inteligencia, que tal vez sea la operación más espectacular de la historia, cuando los servicios de inteligencia de Israel, colocaron explosivos en los localizadores o beepers y eliminaron una parte del liderazgo de Hezbolá y quedaron más de 3,000 personas heridas. Operación muy sofisticada que requirió tiempo y una gran logística.

Ahora, en este ataque, desde adentro del territorio de Irán usaron drones y luego bombardeos, mostrando un alto grado de infiltración de Israel dentro de Irán. Una operación muy parecida a la operación Telaraña que llevó a cabo Ucrania semanas atrás dentro de Rusia. En el caso de Irán, se colocaron drones que cegaron los radares e inutilizaron las defensas y así la fuerza aérea de Israel pudo bombardear los lugares estratégicos en Irán. Una destrucción terrible, eliminaron a unos 20 altos mandos militares, entre ellos el general, Hussein Salami, que es el comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, el mayor general, Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor iraní. Asesinaron también a varios científicos, entre ellos, a dos jefes máximos del programa nuclear iraní.

De manera que esto es un golpe contundente y muy demoledor para el honor de la República Islámica de Irán, para la imagen internacional del régimen de los Ayatolas, para esa potencia regional temida por todos en Oriente Medio. Destruyeron las instalaciones del proyecto de misiles balísticos de Irán, pero además, los puntos claves de su programa nuclear: el complejo de Natánz, principal centro para enriquecer el uranio necesario para fabricar armas atómicas y el reactor de agua pesada de Arak, entre otros. Es un golpe muy contundente sobre las infraestructuras de defensa y estratégicas del gobierno de Irán.

De esta manera, el gobierno de Israel anunció que esta vez, no es una advertencia, que no es un ataque simbólico. El mensaje fue claro y fuerte de que ahora abrieron las puertas para lo que será la guerra abierta y total, una guerra de aniquilación. El resultado estará determinado, en cómo el gobierno de los ayatolás responda a esta situación, si está en condiciones de hacerlo de manera contundente, acorde a las nuevas circunstancias y conservar su honor. Algo que no es tan sencillo, en parte debido a la terrible situación económica dentro de Irán que ahora mismo no es la más halagüeña, no es el mejor momento para los ayatolás y están forzados, en términos estratégicos a pensar primero en la subsistencia de su régimen.

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