Cuando la verdad deja de ser importante solo es asunto de tiempo que reine la mentira
Pablo Mckinney
Superada la sociedad de la información que anunciara el filósofo organizacional Peter Drucker, y sirviera de base para la creación de la corporación moderna y el llamado “trabajador del conocimiento”, el mundo ha entrado de lleno a la sociedad digital donde los dispositivos que hacen posible la conectividad ocupan un lugar predominante en la vida cotidiana de los ciudadanos, lo que según la profesor Shosana Zuboff ha conducido a un “Nuevo capitalismo de la vigilancia”, que es el título de su más reciente libro.
¿Amenazará este nuevo orden social y económico la autonomía individual y los derechos democráticos de los ciudadanos en general y de la prensa en particular? Parece inevitable, y el control que sobre la vida de la gente ejercen hoy los llamados cinco jinetes del Apocalipsis ( Google, Facebook, Microsoft, Amazon y Apple) lo confirman. A todo esto podríamos añadir las declaraciones de Sean Parker, cofundador de Facebook, quien asegura que la plataforma “fue creada para explotar una vulnerabilidad de la psicología del ser humano: la retroalimentación de la validación social”.
La existencia de las llamada “cámaras de eco”, las “burbujas”, y los “sesgos de confirmación” definidos como la humana tendencia a favorecer y recordar la información que confirma nuestras propias creencias o hipótesis, más los tristemente célebres algoritmos de la plataforma, son la evidencia de lo anterior. Y son ellos los que han conducido a la comunicación y especialmente a la política hasta la Posverdad en la que estamos y donde los hechos objetivos y verificables “influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”.
Para autores como el filósofo Byung-Chul Han, la sociedad digital ha atrapado a la seres humanos en su propia información y los ha convertido en esclavos de su libertad, conduciéndolos a lo que él llama la infocracia concebida “como la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales y políticos”. Es esta nueva sociedad digital sin cánones ni certezas, la que explica el auge de los populismos y la crisis de la democracia liberal en todo el mundo.
El asunto es sencillo: donde la verdad ha dejado de ser importante, es solo asunto de tiempo que reine la mentira.