¿Cuánto debe ganar el presidente?

Andrés Dauhajre Hijo

El presidente de la República Dominicana recibe mensualmente un salario de RD$450,000, equivalente a US$7,603. Incluido el salario de Navidad, percibe un salario anual de US$98,838. La mayoría lo considera razonable. Algunos indican que la remuneración mensual del presidente equivale a casi 18 salarios mínimos de un trabajador en las grandes empresas del país. Otros señalan que ese salario es elevado si se tiene en cuenta que, medido en dólares de paridad de poder adquisitivo (PPP), equivale a US$17,895 al mes o US$232,632 al año. Si a Biden se le pagan US$400,000 al año para dirigir una nación con una economía 98 veces más grande que la nuestra (medida en US$ internacionales de PPP), Abinader debería considerarse dichoso de ganar un salario anual cercano al 60% del salario del presidente de Estados Unidos.

Quienes así piensan olvidan que desde que una persona resulta electa presidente de los EE.UU. ingresa al privilegiado club de ciudadanos estadounidenses cuyo flujo de ingresos post-presidencia experimenta un salto descomunal. Ese salto se debe única y exclusivamente a que el mercado otorga un valor extraordinario a los bienes y servicios que emanan de un expresidente estadounidense. Tomemos el caso de Bill Clinton. Cuando Clinton sale de la presidencia en 2001, al poco tiempo firmó un contrato con la editora Alfred A. Knopf, Inc. por US$15 millones para publicar sus memorias (“My Life”), monto equivalente a U$26.6 millones de hoy. Agréguele a eso que, al salir de la presidencia, la tarifa de Clinton por una charla de una hora ascendía a US$250,000.00. Entre Bill y Hillary han cobrado honorarios por charlas, royalties de libros, honorarios de consultoría y rendimientos de sus inversiones, ascendentes a US$250 millones desde que salieron de la Casa Blanca. Actualmente, la riqueza neta de Bill Clinton asciende a US$120 millones, muy superior a los US$700,000 que tenía cuando asumió la presidencia el 20 de enero de 1993. Si Clinton no hubiese sido presidente, nadie se habría interesado en comprar sus memorias o la “Living History” de Hillary, ni habría pagado US$2,000 por asistir a un almuerzo donde un exgobernador de Arkansas dirigiría unas palabras.

Sigamos con el expresidente Obama. A los pocos meses de abandonar la Casa Blanca, Barack y Michelle acordaron con Penguin Random House un ingreso por royalties ascendente de US$65 millones por “A Promised Land”, las memorias del primer afroamericano en alcanzar la presidencia de los EE. UU. y “Becoming”, las memorias de Michelle. Al igual que Clinton, Obama obtiene honorarios de US$400,000 por hablar en eventos públicos; Michelle cobra US$225,000. A lo anterior se agrega un acuerdo con Netflix por US$50 millones para producir series y películas. Ambos tienen acuerdos remunerados de podcast con Spotify. American University estimó en 2017 que Barack y Michelle, luego del primero concluir su último mandato, han obtenido ingresos ascendentes de US$242.5 millones. Los Obama llegaron a la Casa Blanca en 2008 con una riqueza neta de US$1.3 millones. Actualmente, su riqueza neta alcanza US$230 millones, 177 veces más elevada.

Como se puede observar, el paso por la presidencia de los Estados Unidos automáticamente confiere al expresidente y en ocasiones a su esposa (Hillary, Michelle) el Global Entry a la geografía de la opulencia y la riqueza millonaria. En el caso dominicano, los ingresos que ofrece la post-presidencia a los expresidentes y sus esposas difícilmente logran superar la pensión que la ley otorga a los expresidentes (RD$315,000 mensuales). En primer lugar, es altamente improbable que las memorias de un expresidente o de una ex primera dama de República Dominicana logre vender más de 5,000 ejemplares. Dudamos mucho que una editora local esté dispuesta a pagar un royalty de US$200,000 a un expresidente por sus memorias, consciente del reducido mercado de compradores de libros en el país, contrario a lo que sucede en EE.UU., un país en el cual el primero de los libros de Michelle Obama donde cuenta su “Becoming” a primera dama ha vendido ya 18 millones de ejemplares en ese país y en el resto del mundo. ¿Estaría interesada Netflix en que un expresidente dominicano produzca series y películas para su plataforma? ¿Habría alguna asociación empresarial dispuesta a pagar US$100,000 a Hipólito, Leonel, Danilo o Luis cuando termine en el 2028, por una charla?

Lo anterior revela que la comparación del salario que gana el presidente dominicano con el que percibe el estadounidense, debe tener en cuenta el impacto, en ambos casos, que tiene el haber ocupado la posición, en la corriente futura de ingresos de los expresidentes. Solo así podríamos tener una comparación sensata y válida. Respeto el derecho que tiene la mayoría de los dominicanos de pensar que RD$450,000 es un salario adecuado para el presidente de la República Dominicana. Considero, sin embargo, que el presidente de la República es el principal ejecutivo de una empresa que produce bienes y servicios ascendentes a US$127,000 millones o RD$7,400,000 millones al año (2024) y quien, además, debe coordinar y velar por el buen funcionamiento de todo el conjunto de reglas, normas, políticas, acciones y reformas tendentes a garantizar que esta empresa de todos que es la República Dominicana, pueda seguir progresando y generando prosperidad para los dominicanos en el futuro. ¿Cuánto debe ganar el presidente de la República Dominicana? Lee Kuan Yew y este articulista consideran que el salario de nuestro presidente debería ser 10% superior al que percibe el ejecutivo privado mejor pagado del país. Si este último ganase US$1,200,000 al año, nuestro presidente debería ganar US$1,320,000, es decir, unos US$100,000 mensuales.

Todo aquel que crea en la meritocracia como factor fundamental para determinar quienes deberían acompañar al CEO de esta empresa que es la República Dominicana, estará de acuerdo con una estructura salarial competitiva en la administración pública, la cual deberá por lo menos replicar la vigente en el ámbito privado. Si la autoridad monetaria que regula o supervisa al sector financiero gana un salario que no alcance el 20% del salario que gana el principal ejecutivo de uno de los bancos privados más grandes, puede haber problemas. No es por casualidad que Lee Kuan Yew, cuando se desempeñó como Primer Ministro de Singapur, fijó un salario mensual de US$120,000 al presidente de la Autoridad Monetaria de Singapur. Aquí, de nuevo, hay que tener cuidado con el argumento de que el Chairman de la Reserva Federal de los EE.UU. apenas gana US$203,500 al año, es decir, US$17,000 al mes. Sucede, sin embargo, que luego de salir del FED, los “chairmans”, al igual que sucede con los expresidentes, obtienen sumas millonarias por sus memorias, enormes honorarios por sus charlas, y remuneraciones cuantiosas cuando ingresan a los consejos de directores de grandes empresas y corporaciones de diversos sectores de la economía, incluyendo el sector financiero. En 2006, Penguin Press, por ejemplo, le pagó a Alan Greenspan, US$8.5 millones de royalty por sus memorias (“The Age of Turbulence”), una suma equivalente a 50 años del salario anual promedio que Greenspan percibió como Chairman de la FED entre 1987 y 2006. Súmele a eso US$100,000 por charla, actividad que solo en el 2006, después de salir de la FED, le generó ingresos a Greenspan por US$4 millones.

Algo similar sucedió con Robert Rubin, secretario del Tesoro de los EE. UU. durante el gobierno de Bill Clinton. En el 2000, Random House le pagó a Rubin US$3.3 millones por sus memorias “In an Uncertain World”, monto equivalente a 22 años de salarios como secretario del Tesoro. Agréguele a eso los US$21 millones que Citigroup le pagó a Rubin de compensación, luego de salir del Tesoro de EE. UU., por apenas 4 meses que este se desempeñó como Co-Chairman. ¿Otro ejemplo? Timothy Geithner, quien sirvió como primer secretario del Tesoro de Obama, obtuvo una línea de crédito por US$800 millones de JPMorgan Chase, para invertir en un nuevo fondo de US$12 billones creado por Warburg Pincus, la firma de capital privado en la que trabajaba Geithner, lo que llevó a US Today a titular la noticia de la siguiente manera: “Ex T-man Geithner cashing in on Wall Street”. Como vemos, en los paquetes de los miembros del gabinete en los EE. UU. “hay cosas que se ven y cosas que no se ven”. Si se quiere hacer un análisis comparativo sensato y válido de los salarios de nuestros funcionarios gubernamentales que incluya los de EE. UU., hay que dotarse de paciencia para escrudiñar y ponderar el impacto que el paso por el Gobierno tiene en la estructura del flujo futuro de ingresos de los exfuncionarios estadounidenses.

Reitero mi respeto a los que apoyan los salarios mentirosos e hipócritas de RD$450,000 para nuestro presidente y RD$300,000 para ministros como el de Hacienda. Excúsenme de nuevo, pero al ser un ferviente creyente en la meritocracia como guía para la selección de nuestros servidores públicos, estoy obligado a alinearme con los modelos de Lee Kuan Yew y de Rafael Leonidas Trujillo. La dictadura trujillista exhibe un amplio catálogo de elementos perversos, negativos y aberrantes. Pero de que tuvo luces, las tuvo. Una de ellas fue la remuneración de los principales funcionarios del Gobierno. En 1960, Trujillo le pagaba US$3,000 mensuales a sus ministros, monto equivalente a US$31,830 mensuales de hoy o US$413,795 al año, incluyendo el salario de navidad. Con salarios como los que pagaban Lee y Trujillo, no solo se podrían atraer los mejores recursos humanos al gobierno sino que los funcionarios tendrían menos justificación de recurrir al modelo de Balaguer que permitía a los funcionarios completar el faltante en el mercado de la corrupción.

El Caribe

Comentarios
Difundelo
Permitir Notificaciones OK No gracias