Deportaciones masivas y su impacto social

Por Tahira Vargas García

Recientemente el gobierno anunció una nueva medida de control migratorio , “un plan de deportaciones masivas de 10,000 haitianos indocumentados por semana”. Todos los días se observa en las diferentes provincias del país tanto en el ámbito rural como urbano las redadas con los camiones-cárceles o  la “camiona” recogiendo de forma indiscriminada a personas negras que  transitan por las calles o  salen de sus trabajos.

La extensión de esta práctica hacia una mayor intensidad como “deportaciones masivas” tiene un impacto social significativo en la sociedad dominicana. Algunos elementos de este impacto son:

Fomento de la segregación racial en el país dentro de la población dominicana dividida por su color de la piel y rasgos étnicos. Esto afecta notablemente a todas las personas dominicanas afrodescendientes. Muchas personas dominicanas con color de la piel negro son víctimas de prácticas racistas en su cotidianidad sufriendo: rechazo, violencia psicológica y verbal en barrios, centros comerciales, oficinas de servicios y otros.

Observaciones en supermercados, parques, autobuses y centros comerciales muestran el uso de términos como “maldita haitiana vete para tu país” con personas que insisten con lágrimas “no soy haitiana, soy dominicana”. .

Establecimiento de un clima de terror y odio que favorece a expresiones de violencia en las redes sociales y en comunidades. Las deportaciones están generando en los últimos años mucho miedo y terror en las comunidades.

El miedo y  el terror  alimentan la violencia y el autoritarismo. Una sociedad donde las personas tienen miedo de transitar por las calles y desconfían de  las  personas con las que conviven  es una  sociedad insegura.

Promoción en las escuelas, liceos y universidades de prácticas de  bullying,  exclusión y   maltrato hacia niños, niñas y adolescentes con  el color  de la piel negro independientemente  de su origen haitiano o no.

En los centros educativos existen prácticas de ejercicio de violencia y bullying entre estudiantes. Dentro de ellas se observa racismo, homofobia y machismo. El clima social que vivimos hoy de persecución hacia las personas que supuestamente son haitianas y que son apresadas por su color de la piel de forma masiva provoca un aumento de este clima de violencia en los centros educativos y genera en sub interior mayor discriminación racial, exclusión y deserción.

Incremento de población infantil y adolescente en condiciones de abandono, vulnerabilidad y desprotección social. Las deportaciones se realizan de forma indiscriminada hacia hombres y mujeres que transitan en comunidades, calles y avenidas. Estas personas tienen familias con niños, niñas y adolescentes que se quedarán sin protección convirtiéndose en “huérfanos” de padres-madres vivos. Se exponen a la explotación en trabajo infantil y en redes de trata en todas sus modalidades.

Fortalecimiento de las redes de trata y tráfico de personas que se lucran con el movimiento de personas desde Haití a República Dominicana y viceversa.  En vez de cobrar 15,000 pesos a cada persona haitiana le cobraran mucho más dinero y las someterán a situaciones de explotación laboral y sexual para que paguen deudas contraídas con el uso de la coerción y las amenazas  de entrega a migración.

Igualmente, en el proceso de apresamiento de las personas haitianas y dominicanas afrodescendientes existen prácticas de corrupción con el cobro de sumas entre 10,000.00 a 15,000.00 pesos. Estas tarifas sufrirán aumentos significativos y con ellos beneficios a las personas que se dedican a ello.

El anuncio de las deportaciones masivas afecta notablemente el clima de cohesión social que existe en muchas comunidades donde conviven personas dominicanas y haitianas. Las relaciones de solidaridad y apoyo existentes en barrios marginados y comunidades rurales se deterioran y  se crea un ambiente de  pánico, inseguridad y  violencia que generara un incremento de los niveles de inseguridad ciudadana y afectará notablemente la gobernabilidad en el país. Las personas haitianas no viven aisladas residen en comunidades y son parte del tejido social existente en estas con liderazgos comunitarios importantes en la asistencia a casos de orfandad, violencia y personas  adultas  mayores.

Es lamentable que a pesar de que se construyó un muro para frenar los flujos migratorios irregulares de personas haitianas este objetivo no se logró. Las medidas de control migratorio deben apuntar al uso de sistemas inteligentes y no a repetir prácticas que niegan derechos humanos y provocan conflictividad social.

Las personas haitianas son traídas al país por redes de tráfico de personas en las que se enriquecen personas dominicanas y haitianas con alianzas sustantivas. En vez de realizar movimientos indiscriminados de personas violando los protocolos internacionales deberían de primero desmantelar las redes de tráfico de migrantes irregulares y someter a la justicia a sus organizadores.

Las deportaciones masivas tienden a ser incontrolables y riesgosas, ya circula información de despojo de documentos para convertir a personas dominicanas y haitianas con documentos en “personas indocumentadas” y así cumplir con la cuota establecida.

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