¿Despenalizar el aborto?
Marlene Lluberes
Con un fundamento claramente débil, los abortistas insisten en su necia posición, buscando que se despenalice el aborto, argumentando tres causales, las cuales quiero que analicemos, minuciosamente.
La primera de ellas consiste en que, cuando la vida de la mujer esté en peligro, se realice el aborto, sin penalidad alguna.
Sin embargo, los que plantean este motivo, están ignorando que el artículo 64 del código penal, habla del estado de necesidad, que establece una excusa legal, en favor de quienes actúan a causa de una fuerza que no se ha podido resistir.
De esta forma, si el médico intenta salvar a la criatura, pero ello implica la muerte de la madre, debe privilegiar a la que se encuentra nacida, en lugar del no nato, habiendo siempre intentando salvar ambas vidas. Así se ha operado siempre; no se ha sometido nunca a un galeno por ello y está previsto en los protocolos médicos.
Como segunda causal tenemos el caso de niños inviables.
Es evidente que no se ha tomado en cuenta la posibilidad del error y se procura matar una vida, porque se presume que va a morir.
Dios es el dador de la vida y, como tal, es el único que sabe cuándo esta termina. Cuando se habla de malformaciones, regularmente el bebé deja de existir antes de los tres meses, de lo contrario, un propósito hay, con que su vida permanezca.
Interrumpir el embarazo por esta causa, es quitarle la oportunidad a esta criatura de recibir un milagro, de parte de Dios.
Como tercer motivo propuesto para despenalizar el aborto, está la violación o incesto, como si el aborto borrara la violación y liberara a la madre de dolor.
Es nuestra opinión que sería un dolor sobre otro. Un trauma sobre otro. Provocar heridas y un peso de culpa en el devenir de su existencia, por haber asesinado a su hijo, del cual nunca podrá liberarse.
Es muy diferente cuando la madre, que no quiera permanecer con su hijo, busca salidas, como la adopción. Queda el trauma de la violación, que a través de la ayuda de Dios y de psicólogos competentes, en la mayoría de los casos, es sanado.
Además, ¿por qué no dedicar todo esfuerzo, en lugar de asesinar a seres humanos inocentes, a eliminar las violaciones, enseñando la Palabra de Dios y todo lo relativo a la moral, en los planteles escolares y en las universidades, transformando, por medio a ellas, la forma de pensar de niños y de jóvenes, para que jamás planifiquen el mal? El problema no es el niño, es el violador.
En tal sentido, los argumentos de quienes promueven las tres causales son inaceptables. Esto tiene que detenerse. No se debe continuar justificando el asesinato de un ser vivo, que lo fue desde el momento de su concepción, que es indefenso, para salir huyendo, bajo el argumento del ejercicio de “mi derecho” y de que “este es mi cuerpo”. Es un ser viviente, con ADN propio. Es otra vida y no le pertenece a la madre. Es un ser humano distinto y lo es porque existe, no por lo que haya hecho.
Si nuestra nación aprueba las tres causales de despenalización del aborto, lo cual es parte del sistema globalista, debemos estar preparados para asumir las consecuencias, ya que esto implica quitarle el valor a la vida, el cual es el principal de los derechos.
En medio de esta sociedad individualista, egoísta y narcisista, se levantan voces que representan la justicia y la verdad, que declaran que el Creador de los cielos y de la tierra es el mismo que da vida y, por lo tanto, nadie puede romper el cerco que Él ha puesto, alrededor de ellas.
Como pueblo de Dios, debemos orar sin cesar, hablar y enseñar la verdad, para que los que apoyan las causales se arrepientan y lo vean como lo que realmente es: un asesinato, para que nuestro presidente no promulgue el código penal con las tres causales y para que aquellas mujeres que, en algún momento, tomaron la decisión de abortar, se arrepientan de haberlo hecho, se perdonen, sean perdonadas por Dios y aprendan a vivir para ayudar a muchas madres para que jamás repitan tan lamentable hecho.