Detenido por el atentado a Fernández se desmarca de la acusación en su contra
Buenos Aires, 31 ene (EFE).- Nicolás Gabriel Carrizo, uno de los detenidos por el atentado en septiembre pasado contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, compareció este martes ante la Justicia, ante la que volvió a desmarcarse de la acusación en su contra.
Carrizo declaró durante casi seis horas en tribunales de Buenos Aires y respondió a preguntas del fiscal del caso, Carlos Rívolo, y de la jueza a cargo de la causa, María Eugenia Capuchetti, ante quienes aseguró que es inocente de los cargos en su contra como presunto partícipe secundario en el atentado.
«Es una verdadera celebración cuando uno ve a una persona inocente poder hacer ejercicio de su derecho de explicar situación y de contextualizar aquellas razones que lo trajeron ante la Justicia», dijo a la prensa el abogado defensor de Carrizo, Gastón Marano, a la salida de los tribunales.
El ataque fue perpetrado el 1 de septiembre pasado, cuando un hombre, Fernando Sabag Montiel, se acercó a la vicepresidenta, le apuntó al rostro con un arma y gatilló sin que saliera el proyectil, en un momento en que Cristina Fernández saludaba a seguidores a las puertas de su domicilio en Buenos Aires.
Por el atentado fueron detenidos Sabag Montiel, de 35 años; su novia Brenda Uliarte, de 23 años, ambos investigados como presuntos coautores del delito de homicidio, y Agustina Díaz, amiga de Uriarte, que luego quedó libre.
En tanto, Carrizo fue detenido tras detectarse comunicaciones vía chat con Sabag Montiel, Uriarte y otras personas relativos al ataque.
Los tres participaban de la venta de copos de azúcar (algodón dulce) en las inmediaciones del domicilio de Fernández, una actividad que lideraba Carrizo y por la que la prensa denominó al grupo como la «banda de los copitos».
Marano dijo que la primera declaración de Carrizo, cuando fue detenido en septiembre, había sido «escueta» y que ahora su defendido pudo hacer una larga explicación sobre su nexo «comercial» con los otros procesados y sobre los contenidos de las comunicaciones con estos y otras personas y afirmó que los mensajes, todos posteriores al atentado, tenían un tono de «bromas desafortunadas» y «la animosidad de un chiste».
«Tendríamos que tener a 80 o 90 personas encarceladas por el homicidio de John Lennon ya que, después de que murió, muchísimas personas se atribuyeron el homicidio. Ninguna fue presa, salvo una. El hecho de que alguien se autoatribuya un hecho en el marco de una conversación, sea en broma o queriendo darse una importancia que él no tiene, no alcanza para que el sistema penal lo condene», afirmó el letrado.
El abogado recordó que Carrizo quedó detenido porque acudió voluntariamente a los tribunales a entregar su móvil, «convencido de su inocencia».
El pasado 9 de enero, Cristina Fernández volvió a recusar a la jueza Capuchetti por su presunta relación contractual con el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, liderado por la oposición, pero la magistrada, tal como ocurrió en noviembre pasado, volvió a rechazar la recusación.