Diplomacia multilateral
El multilateralismo nació de la creciente interrelación entre los Estados y la necesidad de administrar de manera conjunta intereses comunes. La misma está marcada por dos elementos esenciales: las posiciones que un país toma en cuanto a ciertos temas o problemas y el proceso por el que un acuerdo acerca de estas situaciones alcanza. La relación entre estos dos elementos es la naturaleza dinámica de las actividades diplomáticas en las Naciones Unidas.
Todos los Estados son iguales, el voto de República Dominicana vale igual que el de Estados Unidos a excepción del Consejo de Seguridad donde los cincos miembros permanentes gozan del privilegio de veto, de ahí que a la hora de votación, las delegaciones interesadas no pueden ignorar a los pequeños Estados y tengan que negociar su apoyo.
Cuando se trata de construir un consenso en un ambiente multilateral, los diplomáticos tienen que ajustar el proceso de negociaciones mientras este está en marcha. El proceso demanda, tanto a los gobiernos como a las Naciones Unidas, a encontrar un punto común entre intereses nacionales, que compiten y se contraponen.
Mientras el consenso es el objetivo fundamental de las Naciones Unidas la complejidad de los intereses y los puntos de vista hace que sea difícil lograrlo en muchas aéreas y algunas veces tarda años en lograrse. El mejor ejemplo para escenificar todo esto es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Un ejemplo es el año 2020. Mientras se celebraba el 75 aniversario de la creación de las Naciones Unidas, la pandemia del coronavirus puso en evidencia la crisis del sistema multilateral creado después de la Segunda Guerra Mundial.
Si el multilateralismo, a través de sus instituciones, no puede resolver problemas cruciales, puede plantear importantes desafíos sobre cómo abordar los problemas globales. La pregunta es si su reemplazo será con regionalismo basado en reglas, o “coaliciones globales informales”.
Esas dudas sobre la posibilidad de derrotar el colapso del multilateralismo no serían bienvenidas debido a la necesidad del diálogo global que frecuentemente aparece en la geopolítica, en ese sentido el regionalismo, aunque actúe en una situación de emergencia, no es capaz de generar una solución para el planeta.
Para terminar la gobernanza mundial está en crisis justo cuando más la necesitamos. No es que el multilateralismo se vaya a acabar, simplemente es que tiene que transformarse, pues el orden mundial hoy día está en tela de juicio, cualquier debate sobre el campo internacional tiene que iniciar hoy hablando de Ucrania.