Divorcio: causas y consecuencias   

Por ANULFO MATEO PEREZ

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El divorcio puede estár precedido del sufrimiento físico, psicológico, económico, patrimonial, sexual… lo que puede degenerar en angustia no sólo en la pareja, sino en sus hijos, si ya han procreado, así como a familiares más cercanos.

La crisis conyugal puede provocar en la mujer disminución de la libido, frigidez, anorgasmia, sentimiento de culpa; en el hombre disfunción eréctil y/o eyaculación precoz, lo que puede llevar a la infidelidad.

No obstante, y contrario a la falsa creencia, estos problemas en la mayoría de las uniones son expresadas como síntomas de una pésima relación, más que como causa del divorcio o separación emocional.

La unión conyugal carece muchas veces de las bases conceptuales convencionales y generalmente aceptadas y la mujer espera que él sea un buen padre para sus hijos y un apoyo para ella.

Otras veces, el hombre desea que su compañera le proporcione bienestar y satisfacción, pero si no reconoce las necesidades individuales de ella, está de espalda a la realidad y también a su pareja.

El divorcio no es la primera opción, cuando se presenta la crisis conyugal; se trata de una decisión que debe ser bien ponderada, porque no pocas veces da lugar al aislamiento, más que a la libertad.

La ruptura de la relación matrimonial, es uno de los acontecimientos más traumáticos, por lo que no es de extrañar entonces, que la psicosis y el suicidio sean más frecuentes entre divorciados que en casados.

Una relación gratificante permite el crecimiento mutuo, desarrollo y expresión de amor. En consecuencia, el divorcio no debe ser la primera opción, sino la última cuando se presentan los conflictos.

En la actualidad, el divorcio es la primera respuesta a la crisis conyugal; lo apropiado es buscar ayuda profesional.

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