Dolor en Baní: comunidad llora la pérdida de más de diez hijos en tragedia del Jet Set
Por la Redacción
Baní, 11 de abril. – La tragedia que sacudió a la República Dominicana en la madrugada del pasado martes, con el colapso del techo de la discoteca Jet Set, ha dejado una profunda huella en el corazón de Baní. Más de diez banilejos perdieron la vida en el fatídico suceso que, según los reportes más recientes, ha cobrado un total de 221 víctimas mortales.
El dolor colectivo se hizo evidente en cada rincón del municipio. En la Catedral Nuestra Señora de Regla, el obispo Faustino Burgos Brisman ofició una emotiva misa en honor a las víctimas oriundas de Baní. La ceremonia estuvo cargada de recogimiento y oración, en medio de un ambiente de luto que se ha apoderado de toda la comunidad.
Simultáneamente, en la funeraria Jorem, ubicada en el centro de la ciudad, familiares y amigos despidieron a tres de los fallecidos entre lágrimas y gestos de inconsolable dolor.
Hasta la tarde del viernes, solo se habían trasladado los restos de cuatro de los banilejos que murieron en el derrumbe, ocurrido mientras decenas de personas disfrutaban de una presentación del icónico merenguero Rubby Pérez, quien también perdió la vida en el incidente.
Entre las primeras víctimas sepultadas estuvo la joven abogada Julia Antuna, oriunda de la comunidad de Los Tumbaos. Sus restos fueron enterrados el miércoles por la tarde, en medio de una ceremonia marcada por el respeto y la consternación de sus allegados.
Desde tempranas horas del viernes, la funeraria Jorem acogió los velatorios de tres nuevas víctimas: Ismael Antonio Díaz Troncoso, conocido como Antonio Gas, miembro de la reconocida familia Díaz Troncoso; su esposa Patricia Matos, conocida popularmente como Patricia Trenzas; y Manuel de Los Santos, conocido como Manny, hijo del empresario Ramón de Los Santos.
Aún se esperaba el traslado desde el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) de los restos de otros banilejos destacados que también perdieron la vida en la tragedia. Entre ellos se encuentran José Luis Santana, conocido como Mello de Electro-Fácil, y su esposa Dinanlliris Feliz de Santana, quienes eran figuras muy queridas y respetadas en la localidad.
También permanecen en espera de repatriación a Baní los cuerpos de Ana Figuereo, apodada “La Tato”; la venezolana Yoselin; Desiré Marcano; y Sócrates Peña, todos ellos víctimas fatales de una noche que debió ser de alegría y celebración, y terminó en devastación.
El impacto de la tragedia ha sido tan profundo que el Ayuntamiento de Baní declaró tres días de duelo municipal. Las banderas ondean a media asta, y desde la noche del martes, la vida nocturna ha sido suspendida en señal de respeto, empatía y solidaridad con las familias afectadas.
Baní, una ciudad acostumbrada a la calidez de su gente y la celebración de sus tradiciones, se encuentra hoy sumida en el luto, intentando reconstruir la esperanza frente a una tragedia que ha dejado heridas profundas en su tejido social. Las calles, los comercios y las instituciones reflejan el dolor colectivo por la pérdida de tantos ciudadanos valiosos, mientras se mantiene viva la exigencia de justicia y esclarecimiento de los hechos.