Dominicanos en Puerto Rico bajo asedio migratorio: redadas, detenciones y cooperación estatal

San Juan, Puerto Rico, 10 junio – La comunidad dominicana en Puerto Rico vive en un clima de constante tensión ante el aumento de redadas migratorias y la colaboración entre las autoridades locales y agencias federales. Historias como la de Juan, Jacinto y Pedro reflejan la creciente vulnerabilidad de los inmigrantes sin estatus legal, quienes, aunque en muchos casos han construido sus vidas en la isla, enfrentan detenciones abruptas, deportaciones aceleradas y una creciente sensación de persecución.

Juan, nombre ficticio, fue arrestado en marzo mientras se dirigía a su trabajo en Cupey. Agentes del ICE lo detuvieron tras identificar que portaba una licencia de conducir provisional, emitida a personas sin estatus migratorio regular. Su arresto incluyó a dos acompañantes, uno de ellos ciudadano estadounidense. Su paradero fue desconocido incluso para su abogada, hasta que logró llamar a su madre en República Dominicana y le informó que estaba en Aguadilla. Días después fue trasladado al Centro de Detención de Laredo, Texas, y deportado el 27 de abril, a pesar de que un juez le había otorgado salida voluntaria antes del 17 de abril.

En otro caso, Jacinto fue víctima de un accidente de tránsito en Carolina. En vez de gestionar una querella, un agente lo llevó al cuartel de Sabana Abajo, donde fue interrogado sobre su estatus migratorio. Su pareja, al intentar entregar sus documentos, fue informada por el agente que debía reportarlo a inmigración. El incidente no quedó registrado oficialmente y, sin número de querella, se presentó una queja administrativa.

Pedro, también con identidad protegida, fue interceptado cerca de su casa en Hatillo. La Policía puertorriqueña lo retuvo y poco después llegaron agentes de inmigración federal que lo trasladaron al Centro de Detención Krome en Florida. Su abogada cuestiona cómo fue localizado, dado que recientemente había renovado su licencia de conducir con su dirección actual.

Desde 2013, en Puerto Rico se permite que personas sin estatus migratorio regular obtengan licencias de conducir provisionales, bajo la Ley 97. Sin embargo, entre febrero y marzo de este año, el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) entregó al gobierno federal una lista con los datos de estos conductores, en respuesta a una orden judicial. Aunque la agencia asegura no tener acuerdos de colaboración con entidades externas, esta entrega fue confirmada por la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI).

La colaboración entre las policías locales y las agencias federales ha sido reconocida por autoridades como Rebecca González, de HSI en Puerto Rico. Aunque se afirma que estas colaboraciones se centran en investigaciones criminales, muchos de los operativos terminan en detenciones administrativas, sin que los detenidos hayan cometido delitos. De hecho, apenas el 16 % de los inmigrantes arrestados desde las políticas migratorias de Trump ha tenido antecedentes penales.

En lo que va de 2025, se han registrado 468 arrestos administrativos, sumando un total de 552 detenciones desde que se intensificaron las redadas. Las redadas han golpeado fuertemente comunidades como Barrio Obrero, donde las calles lucen vacías por el temor de los residentes a salir.

Abogados y defensores de derechos humanos denuncian que muchas de estas detenciones se dan por perfil racial o lingüístico, y que hay una ausencia de debido proceso y representación legal. Algunas llamadas a inmigrantes provienen incluso de supuestas iniciativas del Departamento de Justicia, lo que ha llevado a activistas a advertir sobre posibles tácticas encubiertas de recolección de datos.

La situación plantea un reto ético y legal: cómo equilibrar la colaboración con el gobierno federal y el respeto a los derechos humanos de una población que, aunque sin papeles, ha echado raíces en Puerto Rico. Mientras tanto, los dominicanos indocumentados siguen viviendo con miedo, sintiendo que cada día enfrentan una travesía cuesta arriba, como “pasar el Niágara en bicicleta”.