Duarte, libertad y soberanía
Ricky Noboa
El desgaste moral por el que atraviesa la sociedad dominicana, está llegando a tocar el concepto de soberanía de una manera inadmisible y repudiable.
Sintiendo la filosofía duartiana, nuestra preocupación se acrecienta en una descendencia que, sin llevar rasgos genéticos sanguíneos, son nuestros hermanos de la Patria.
Cuando leemos a Duarte conocemos sus inquietudes y el profundo amor a sus conciudadanos.
Su sensibilidad traspasó lo mercurial, convirtiéndose en un “Cristo de la Libertad”.
Los políticos del patio solo piensan en macro economía y el empréstito como discurso de estabilidad nacional; en cambio, el concepto duartiano de soberanía se expresa en los linderos de la sublimidad de un hombre nacido para ser líder, cuando decía: “Toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa eficiente y radical de ésta es, por derecho inherente, esencial al pueblo e imprescriptible de su soberanía”.
Fue la carta que el Fundador de la República dirigió al gobierno provisorio de Santiago en 1864, luego de ganada la gesta de la Restauración de la República.
Desde la frente de Duarte brotaba una corriente dominicanista de soberanía.
Hoy debemos apartar los intereses personales, poniendo por encima el bienestar nacional.