Economistas critican fuertemente la reforma fiscal: Carrasco la tacha de “regresiva, agresiva y abusiva”, mientras Magín Díaz advierte sobre riesgo de evasión
Santo Domingo, 16 de octubre – La propuesta de reforma fiscal presentada por el Gobierno sigue generando intensas críticas desde diversos sectores, especialmente entre economistas y expertos tributarios.
En el marco del foro «Diálogo Fiscal, Desafíos y Oportunidades», realizado en el hotel JW Marriott del Distrito Nacional, auspiciado por el senador Omar Fernández, la economista Mercedes Carrasco y el exdirector de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), Magín Díaz, ofrecieron sus agudas perspectivas, subrayando los riesgos y desafíos que representa esta iniciativa legislativa.
Carrasco: “Regresiva, agresiva y abusiva”
Mercedes Carrasco no escatimó palabras al describir la propuesta gubernamental. Durante su intervención, la economista utilizó tres calificativos contundentes: “regresiva, agresiva y abusiva”, destacando el impacto que tendría esta reforma sobre la población dominicana, especialmente los sectores más vulnerables.
Carrasco desglosó su crítica, explicando que considera la reforma “regresiva” debido a que el 72% de los tributos que se plantean recaerían en impuestos indirectos. Estos impuestos, como los que gravarían productos de consumo cotidiano como bebidas alcohólicas y azucaradas, suelen afectar más a los sectores de bajos ingresos.
Por el contrario, sólo el 28% de los nuevos tributos impactarían a las personas con mayores niveles de riqueza. Este desequilibrio, según la experta, representa una carga desproporcionada para las clases populares.
El calificativo de “agresiva” se refiere al número y variedad de productos que pasarían a estar gravados bajo el Impuesto sobre Transferencias de Bienes Industrializados (ITBIS), incluyendo alimentos que forman parte de la canasta básica familiar.
Carrasco destacó que nunca antes, en los 40 años de historia del ITBIS en el país, se había ampliado la lista de productos gravados de manera tan drástica. “Estamos hablando de 120 productos esenciales que pasarán de estar exentos a pagar un 18% de ITBIS”, señaló.
En cuanto a la “abusividad” de la reforma, la economista explicó que el incremento propuesto no solo afectaría la cantidad de productos gravados, sino también la rapidez con la que se implementaría.
Carrasco recordó que, en el pasado, los incrementos en el ITBIS fueron graduales, pero esta vez el salto sería directo y abrupto, lo que tendría un impacto negativo inmediato en el poder adquisitivo de las familias.
Impacto inflacionario y riesgo de crisis
Carrasco también alertó sobre las posibles repercusiones inflacionarias que podría generar la reforma fiscal. Según sus estimaciones, de aprobarse el proyecto, la inflación podría aumentar hasta un 3%, lo que calificó como “un nivel preocupante” en el actual contexto económico.
En su opinión, implementar una reforma de este calibre en un momento de incertidumbre económica es un error estratégico: “No es el momento político ni económico para esta reforma. Estamos entrando en un terreno movedizo”.
Una de las críticas más severas de Carrasco fue dirigida hacia la eficiencia de la administración tributaria en los últimos años, cuestionando la capacidad del actual equipo de gestión para llevar a cabo una reforma fiscal de esta magnitud.
“¿Vamos a hacer una reforma fiscal con administradores que no han demostrado ser capaces de recaudar eficientemente?”, preguntó retóricamente, poniendo en duda la viabilidad del proyecto bajo las condiciones actuales.
Magín Díaz: “La reforma puede aumentar la evasión”
Por su parte, Magín Díaz, exdirector de la DGII y experto en temas fiscales, se mostró preocupado por el impacto que la reforma podría tener en la evasión tributaria. Aunque reconoció algunos aspectos positivos en el proyecto, Díaz señaló varios errores de diseño que podrían comprometer su efectividad.
Uno de los principales puntos de controversia es la propuesta de una tasa única de 18% para el ITBIS, que pasaría a denominarse Impuesto al Valor Agregado (IVA). Díaz consideró que un impuesto con esa tasa, aplicado a todos los bienes y servicios, sería “demasiado duro” para la economía dominicana.
Propuso, en su lugar, la implementación de un sistema con tasas diferenciadas, sugiriendo que una tasa de entre 6% y 8% podría aplicarse a ciertos productos básicos, mientras que una tasa mayor podría reservarse para bienes de lujo. “Una tasa única de 18% es muy alta. Tal vez sería más sensato tener dos tasas”, indicó.
Díaz también alertó que, lejos de reducir la evasión fiscal, esta reforma podría incrementarla. En su opinión, algunos de los impuestos propuestos, como los que afectarían las bebidas alcohólicas, son excesivos y podrían incentivar la informalidad en esos sectores.
“Un mal argumento es decir que la reforma debe tocar a todo el mundo obligatoriamente. No. Hay sectores que ya están sobrecargados. No se deben seguir aumentando impuestos a productos como los alcoholes o las bebidas azucaradas cuando no se tiene control sobre otros sectores con mayores niveles de evasión”, señaló.
Díaz subrayó que la evasión fiscal ya es un problema considerable en el país, con niveles superiores al 40%, y que imponer una mayor carga tributaria sobre los sectores formales solo exacerbaría esta situación. “El riesgo es que en lugar de recaudar más, terminemos recaudando menos porque la gente buscará maneras de evadir impuestos”, advirtió.