Ecuador: Atrapado en la espiral de violencia y crisis

Por Manuel Jiménez

El encanto de Guayaquil, la mayor ciudad de Ecuador, ha sido empañado por una ola de violencia sin precedentes, desconcertando a quienes la conocieron como un epicentro comercial y turístico con cerca de 3 millones de habitantes hasta el 2023.

Ubicada estratégicamente en la región costera del país, a orillas del río Guayas y cerca del Golfo de Guayaquil en el Océano Pacífico, su posición la convierte en un puerto vital para el comercio. Su población, en su mayoría mestiza, presenta también una significativa presencia de afroecuatorianos y grupos indígenas.

Antes de la pandemia, Guayaquil era un imán para los turistas. El Malecón 2000, con su oferta de parques, centros comerciales, restaurantes, museos y espacios culturales a lo largo del río Guayas, era un destino muy popular. El Barrio Las Peñas, famoso por sus casas coloniales coloridas y galerías de arte, ofrecía vistas panorámicas inolvidables.

Su contribución al PIB de Ecuador es crucial, siendo un centro industrial y comercial reconocido por la manufactura de textiles, alimentos, productos químicos, cuero y otros productos. Además, se destaca por su producción de plátanos, camarones y cacao.

Sin embargo, la actual escalada de violencia, la percepción de inseguridad y los altos niveles de criminalidad han espantado a los turistas. En 2019, Ecuador recibió apenas 2,107,692 visitantes extranjeros. Lamentablemente, en 2023, se convirtió en el país más violento de América Latina, con al menos 7,000 homicidios, en gran parte atribuidos a bandas criminales vinculadas al narcotráfico, entre ellas Los Lobos, Los Choneros y Los Tiguerones, con conexiones a carteles colombianos y mexicanos, especialmente el cartel de Sinaloa.

Estos problemas recuerdan el auge del narcotráfico en Ecuador entre las décadas de 1980 y 1990, cuando se convirtió en una ruta para el transporte de cocaína desde Colombia a otros destinos. El problema resurge tras la presunta fuga de Adolfo Macías, alias Fito, un líder del crimen organizado.

Fabricio Colón Pico, líder de Los Lobos, y Fito, líder de Los Choneros, son figuras clave en este panorama violento. El primero, recién detenido por presunto secuestro, enfrenta acusaciones de planear un atentado contra la fiscal general Diana Salazar. El segundo, aún en paradero desconocido, mantiene estrechos lazos con el cartel de Sinaloa.

A pesar de los esfuerzos gubernamentales, la violencia se ha generalizado, desde motines sangrientos en prisiones hasta el secuestro de guardias y el asesinato de un candidato presidencial, Fernando Villavicencio, frente a sus seguidores, matizado con la reciente toma de un canal de televisión y secuestro de su personal.

El presidente Daniel Noboa ha emitido un decreto que ordena la intervención de las Fuerzas Armadas para enfrentar lo que el gobierno mismo ha reconocido como «un conflicto armado interno». Ecuador se enfrenta a una crisis sin precedentes, con acciones violentas que han sacudido gran parte del territorio, generando un clima de inseguridad que aterroriza a sus habitantes.

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