Edwin Paraison: 1.3 millones de haitianos desplazados por las bandas armadas viven en estadios y campos improvisados (Video)
Exconsul haitiano asegura que los bandidos llegaron al poder en el gobierno de Michel Martelly
Dice que hay escepticismo con tropas ONU, ya que MINUSTAH duró 30 años y gastó U$10,000 millones sin resultados
Santo Domingo, 12 octubre. – En la población haitiana, principalmente aquellos que viven en estadios y campamentos tras ser expulsados de sus hogares por las bandas criminales, no ha tenido ningún impacto el anuncio hecho recientemente por la prensa internacional en el sentido de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó un nuevo contingente militar para enviarlo al país caribeño a desmantelar esas gangas, según el excónsul haitiano en el país, Edwin Paraison.
Paraison, quien dirige la Fundación Zile (Isla en español), dijo que en la actualidad en Haití hay un millón 300 mil personas que han tenido que dejar sus casas para refugiarse en estadios y campos improvisados debido a la violencia desatada por los grupos armados, quienes los han obligado a abandonar sus barrios.
Sostuvo que parte de esa población ha tenido que marcharse del país, en muchas ocasiones de manera legal como parte de los programas de reunificación familiar, como en Brasil o Chile, o de forma irregular tratando de llegar a la República Dominicana, debido a que los consulados están cerrados y hay una disposición de cierre migratorio de parte de las autoridades de este país frente a Haití.
Entrevistado por Héctor Herrera Cabral en el programa D´AGENDA, que cada domingo se difunde por Telesistema canal 11 y TV Quisqueya para los Estados Unidos, el exministro para la diáspora haitiana explicó que abandonar su casa y barrio para estadios y campos improvisados, o salir del país, sea de manera legal o irregular, para esas personas es una cuestión de supervivencia.
Lamentó que gran parte de la población haitiana ha perdido la confianza en su país y aspira a irse a otro destino para buscar mejores condiciones de vida, no solo por factores socioeconómicos, sino por las mismas bandas.
“La noticia de un nuevo contingente de tropas bajo la bandera de la ONU no ha provocado ningún tipo de impacto en los campamentos; tenemos en Haití un millón 300 mil personas que han tenido que dejar sus casas para refugiarse en estadios y campos improvisados, porque debido a la violencia protagonizada por los grupos armados han abandonado sus barrios, y les da tiempo para huir, ya que, a veces, los grupos avisan cuando van a tomar una determinada zona”, insistió Paraison.
El exsacerdote fue enfático en señalar que la principal meta que tiene Haití como Estado es el desmantelamiento de las estructuras criminales que en la actualidad controlan más del 90% de su capital, porque no puede haber negociaciones con ellos, ni debe permitírsele algún nivel de participación política; eso es imposible porque esos grupos fueron declarados como terroristas, primero por la República Dominicana, y luego por el gobierno de los Estados Unidos.
Reconoció el cambio de actitud que ha tenido la administración de Donald Trump con respecto a las estructuras criminales que aterrorizan Haití.
“Tenemos que admitir que desde su llegada al poder de Trump hay otro mensaje robusto y directo hacia los grupos armados; lo primero que hizo fue asumir la postura de la República Dominicana al declarar a esas gangas como terroristas, y lo segundo fue que presionó a la Organización de Estados Americanos, a través del secretario de Estado Marco Rubio, para que ese organismo pudiera hacer una propuesta más viable con relación a la crisis haitiana”, destacó Edwin Paraison.
Agregó que un tercer mensaje bastante claro ha sido la comunicación constante que ha mantenido la administración Trump con el gobierno del presidente Luis Abinader sobre el tema haitiano, y luego la propuesta que, junto a Panamá, sometió al Consejo de Seguridad de la ONU para crear un nuevo contingente militar, bajo la sombrilla de dicho organismo, para enfrentar las estructuras criminales haitianas.
Dice que hay escepticismo con tropas ONU, ya que MINUSTAH duró 30 años y gastó U$10,000 millones sin resultados
Escepticismo es la palabra que define a gran parte de la población haitiana con el anuncio de un nuevo contingente de militares bajo la sombrilla de la ONU por el fracaso de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), de acuerdo a lo externado por el activista social para las buenas relaciones dominico-haitianas, Edwin Paraison.
“Muchos haitianos mantenemos reservas en cuanto a la presencia de tropas internacionales en Haití en base a experiencia pasada, porque cuando contabiliza el tiempo acumulado de presencia de las Naciones Unidas, son 30 años y una inversión importante en la Minustah; se fueron casi U$10,000 millones, para que, tres décadas después, tengamos a ese país en la situación que hoy está. Implica que hay un nivel de fracaso vergonzoso para todos”, lamentó Paraison al ser entrevistado en D´Agenda.
Admitió que la principal vergüenza es para el liderazgo haitiano, que son los interlocutores directos frente a la comunidad internacional.
Alertó que hasta que la población haitiana no vea cambios reales, principalmente con respecto al desmantelamiento de las bandas haitianas, no alberga ningún optimismo con respecto a la llegada de otro contingente militar.
“No va a ser este año; el despliegue de estas tropas puede durar cuatro o cinco meses, hay una burocracia muy alta; además de esto, hay que ver el tema financiero, nadie ha hablado de eso; los kenianos estaban buscando para reunir fondos para 2,000 miembros de su contingente y no lo lograron”, recordó.
Dijo que tampoco se ha explicado qué va a pasar con la tropa keniana, si se va a provechar su experiencia en el terreno, además de que, por estar ahí, no hay que pagar boletos de avión, y pueden ser de gran ayuda para el nuevo contingente que está previsto que llegue.
Exconsul haitiano asegura que los bandidos llegaron al poder en el gobierno de Michel Martelly
Para Edwin Paraison, exconsul haitiano en la República Dominicana, el empoderamiento de las bandas criminales en Haití se lo otorgó el partido Tét Kale, cacos pelados, y la llegada al poder de su líder, el expresidente Michel Martelly.
“No hay algo tan grave que haya sucedido en nuestra sociedad y en la vida política nuestra como la llegada al poder del régimen Tét Kale en el 2011. En las elecciones que se dieron después del devastador terremoto del 2010, con la decisión de la administración norteamericana que impuso un cambio en los resultados de las elecciones para permitir que Martelly llegara a una segunda vuelta y que ganara esos cuestionados comicios”, recordó Paraison al ser entrevistado en el programa D´AGENDA.
Dijo que Martelly era una persona que se presentaba como un bandido legal, con su banda musical; entonces llegó finalmente ese bandidismo. “Es la primera vez que el bandidaje se legalizó en Haití”.
“Habíamos tenido bandidos anteriormente en el Estado haitiano, con grupos haciendo el trabajo sucio para dirigentes políticos y gobernantes, pero el florecimiento que hemos tenido con las bandas armadas se hizo bajo ese régimen, la federación de estructuras criminales que se crearon antes de Jovenel Moise ser asesinado, y luego esa influencia que mantienen a cara descubierta y a la vista de todo el mundo”, insistió el presidente de la fundación Zile.
Enfatizó que los principales líderes de las estructuras criminales no se cubren el rostro, están hablando abiertamente utilizando las redes sociales y dando entrevistas a medios de comunicación internacionales, y por eso la población aspira a un cambio radical en la forma de gobernanza en Haití.
Censuró que todavía parte de esos jefes de estructuras criminales sigan manteniendo influencias en algunos sectores del poder político actual.
Rememoró que un exsenador del Sur de Haití, que era muy franco al hablar sobre los temas nacionales, llegó a revelar que “el padrino de Jovenel Moise fue quien obró para su fiasco gubernamental y trágico final, en obvia alusión a Michel Martelly”.