EE. UU. y Trump, los grandes ganadores del conflicto Israel-Irán, según politólogo

Santo Domingo, 25 junio. – El politólogo y profesor de Relaciones Internacionales Juan González sostiene que, más allá del aparente equilibrio bélico entre Israel e Irán, los grandes ganadores de este reciente enfrentamiento son Estados Unidos y su presidente Donald Trump.

A juicio del académico, la figura de Trump emerge fortalecida en el escenario internacional al haber combinado una postura de fuerza con una narrativa de mediación, lo que le permite capitalizar políticamente el desenlace de la crisis.

Para González, Trump ha sabido jugar un doble rol: por un lado, fue el principal impulsor de la presión militar sobre Irán, y por otro, aparece como el gestor silencioso del proceso de negociación que permitió evitar una escalada mayor.

“Se proyecta como el hombre que atacó, pero también como quien facilitó el diálogo, lo que lo convierte en el gran beneficiario político del conflicto”, afirmó.

Las declaraciones del politólogo fueron ofrecidas durante su participación en el programa Propuesta de la Noche, que conduce el periodista Manuel Jiménez y se transmite por los canales 52 y 22 de Teleimpacto.

En su intervención, González abordó con profundidad los componentes estratégicos, históricos y tecnológicos que rodean el actual conflicto entre Tel Aviv y Teherán.

En el plano militar, González subrayó que Israel logró alcanzar objetivos clave en territorio iraní gracias a una ofensiva de alta precisión sustentada en el uso de inteligencia artificial y tecnología avanzada.

Estas capacidades fueron suministradas en parte por la empresa estadounidense Palantir Technologies, especializada en el desarrollo de software para fines de defensa.

La combinación de inteligencia sobre el terreno, infiltración de drones y análisis computacional permitió a Israel identificar y neutralizar posiciones estratégicas de misiles, centros de enriquecimiento de uranio, y eliminar altos mandos militares y científicos nucleares iraníes.

González recalcó la clara asimetría entre las capacidades bélicas de ambos países. Mientras Israel dispone de una fuerza aérea moderna, Irán mantiene una estructura obsoleta y depende fundamentalmente del desarrollo de misiles balísticos y drones.

Esta debilidad permitió que aviones israelíes penetraran el espacio aéreo iraní sin enfrentar resistencia, ejecutando sus ataques de forma impune.

“Irán no tiene cómo defenderse eficazmente desde el aire. Su fortaleza está en sus misiles, pero no en su capacidad de respuesta aérea directa”, explicó el profesor.

En el plano interno iraní, González destacó el papel de la Guardia Revolucionaria, una fuerza ideologizada con aproximadamente 150 000 miembros, creada tras la Revolución Islámica de 1979 con el objetivo de preservar el régimen.

Esta estructura actúa como un ejército paralelo, no solo encargado de la seguridad interna, sino también de ejecutar operaciones fuera del país.

Según el politólogo, es esta fuerza la que garantiza la represión de movimientos opositores dentro del territorio iraní, diferenciándose de las fuerzas armadas regulares cuyo rol está enfocado en conflictos militares convencionales.

Asimismo, González identificó un factor de colaboración interna contra el régimen iraní: la minoría sunita dentro del país, tradicionalmente marginada, ha servido como fuente de inteligencia para Israel y otros actores adversarios del régimen chiita.

Este elemento étnico-religioso añade una dimensión interna a un conflicto que, aunque presentado como externo, tiene profundas raíces en la estructura social iraní, dijo.

Respecto al programa nuclear, González recordó que Irán llegó a enriquecer uranio hasta un 60 % luego de que Trump se retirara unilateralmente del acuerdo nuclear en 2018.

Tal nivel de enriquecimiento —muy superior al 5 % permitido para fines civiles— fue interpretado como una señal clara de intenciones bélicas. Aunque en meses recientes Trump intentó renegociar un nuevo acuerdo, su propuesta fue rechazada por el líder supremo iraní, Alí Jamenei. Esta negativa, explicó González, precipitó la ofensiva militar autorizada por Washington.

El nuevo acuerdo propuesto por Trump incluía tres condiciones fundamentales: que Irán dejara el procesamiento de uranio en manos de un consorcio internacional; que cesara el financiamiento a grupos armados como Hezbolá, los hutíes y las milicias chiitas en Siria e Irak; y que redujera su programa de misiles balísticos, considerado una de sus principales fortalezas estratégicas, citó González.

Finalmente, González advirtió sobre las posibles consecuencias geopolíticas de este conflicto. Si Irán logra desarrollar armas nucleares, otros países de la región —como Arabia Saudita, Turquía y Egipto— podrían iniciar sus propios programas, desatando una peligrosa carrera armamentista en Medio Oriente.

“El temor no es solo la existencia de una bomba nuclear iraní, sino el efecto dominó que eso puede provocar en una región altamente volátil”, concluyó el analista.

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